La Alcaldía de Río de Janeiro anunció hoy el cierre temporal del estadio João Havelange, conocido como “Engenhão”, el más moderno de la ciudad y que será usado en los Juegos Olímpicos de 2016, por fallas en la estructura.
El alcalde de Río, Eduardo Paes, anunció el cierre del estadio, inaugurado en 2007, después de recibir un informe que señala fallos estructurales en la cobertura.
El “Engenhão” es el principal estadio de la ciudad, mientras el Maracaná está en obras por el Mundial de 2014, por lo que se ha convertido en la casa de tres de los principales equipos de la ciudad, el Flamengo, el Botafogo y el Fluminense, que está jugando la Copa Libertadores.
Después de reunirse con los directivos de estos clubes, Paes afirmó que “existía riesgo” para los aficionados “dependiendo de determinadas circunstancias como velocidad del viento y temperatura”, que podrían afectar a las vigas que sostienen toda la cobertura.
“Es inadmisible que un estadio con tan poco tiempo de vida ya tenga que enfrentar esta situación”, afirmó Paes en una rueda de prensa posterior a la reunión.
La decisión del cierre se fundamentó en un informe de la constructora Odebrecht, que a su vez pidió la opinión de una empresa alemana que no fue citada.
El estadio, con capacidad para 45 mil espectadores, permanecerá cerrado “por tiempo indeterminado”, hasta que se presente una “solución definitiva” al problema, por lo que se tendrán que transferir a otros recintos todos los partidos del campeonato regional de Río de Janeiro y los del Fluminense en la Libertadores.
La construcción del estadio, con motivo de la celebración de los Juegos Panamericanos de 2007, costó 380 millones de reales (unos 190 millones de dólares).
El recinto recibirá las pruebas de atletismo en los Juegos Olímpicos de 2016, para lo que se prevé la instalación de gradas provisionales para aumentar su capacidad a 60 mil espectadores.
La Alcaldía ofrecerá mañana una nueva rueda de prensa con ingenieros del consorcio responsable de la operación del estadio para ofrecer más detalles.
Odebrecht, una de las mayores constructoras de Brasil, participa en las obras de cuatro estadios del Mundial de 2014: el Maracaná de Río de Janeiro, la Arena de Sao Paulo, el Fonte Nova de Salvador y el Arena de Pernambuco de Recife.