El gobierno federal elabora un programa para terminar con los apoyos asistenciales eternos, unificar padrones, limpiar la lista de beneficiarios, evitar duplicidades y en general transparentar la ayuda de la población a los cuales van dirigidos.

 

A través de estas acciones, la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), a cargo de Rosario Robles, pretende terminar con un esquema asistencialista sin control, reparto de dinero sin medición de resultados y vicios mayúsculos como convertir los planes estatales en negocio.

 

Se parte de un hecho: hasta ahora no hay siquiera una lista confiable de beneficiarios, en muchos casos los apoyos llegan por muchas vías a las mismas familias, algunas de ellas reciben hasta 20 recursos diferentes y, ante tanta ayuda, procrean hijos a fin de incrementar los ingresos.

 

Es una realidad: se han detectado más de 100 mil hogares en distintas regiones del país, desde lugares con cierto nivel socioeconómico como el Distrito Federal hasta zonas marginadas como Oaxaca o Guerrero, donde los padres de familia multiplican la descendencia para de esa manera hacerse acreedores a mayores partidas, por ejemplo, vía Oportunidades.

 

“Esto se acabó”, ha señalado la secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles.

 

Mediante mecanismos de control, actualmente en proyecto, se trata de dar seguimiento a los distintos recursos y convertir los programas en temporales para no convertirlos en receptores eternos.

 

EL PROYECTO LICONSA

 

Acaso el mejor ejemplo de cuanto se pretende hacer sea la empresa de participación estatal y consejo ciudadano Leche Industrializada Conasupo (Liconsa), mediante el cual se garantiza ese alimento a seis millones de hogares en el país, desde zonas urbanas hasta serranas y pueblos marginados.

 

Por falta de controles o movilidad social el organismo dirigido por el oaxaqueño Héctor Pablo Ramírez Puga encontró que un millón de los destinatarios -16.66% del total- han dejado de recibir los beneficios o no son merecedores de ellos por su situación socioeconómica.

 

-Eso obliga a dar de baja de inmediato a ese millón del padrón de Liconsa-, precisa Ramírez Puga.

 

-O sea, el beneficio llegará sólo a los cinco millones restantes.

 

-No, nada de eso. El padrón se conservará en seis millones. Pero significa que se escogerán otros seis millones de familiares en otras partes del país.

 

Detalla: el Programa contra el Hambre, a iniciarse este lunes, va enfocado a los 400 municipios donde radican “los más pobres de los pobres del país”, y ellos serán los nuevos beneficiarios.

 

-Son gente que vive en Guerrero, Oaxaca, Puebla, Chiapas, Hidalgo y Veracruz, esencialmente, las entidades con mayores problemas de pobreza-, insiste Ramírez Puga.

 

La solidez de Liconsa permite mantener este programa, pese a haberse mantenido el subsidio estático desde 2008. El litro de leche se vende en 4.50 contra 12 o 13 pesos en el mercado.

 

“Para no disminuir el padrón se hará más eficiente el programa de distribución y se utilizarán mecanismos de reparto ya establecidos por otras instituciones, como Oportunidades y Diconsa”, explica.

 

CRUCE Y UNIFICACIÓN DE DATOS

 

El proyecto de combate a la pobreza llevará tiempo, pero desde este lunes estarán en marcha tanto la redistribución de recursos y la coordinación interinstitucional, la cual incluye a 19 dependencias federales.

 

Se cruzarán datos de todas ellas, incluidas las estatales.

 

Si se logran los propósitos, significará concentrar esfuerzos en 7.4 millones de personas con hambre crónica y la dispersión de recursos federales, estatales y municipales, como sucede actualmente.

 

Un ejemplo típico: la concentración de beneficios está a la vuelta del Zócalo. En Iztapalapa se concentran más de 20 programas, unos de la Federación, otros del Gobierno del Distrito Federal (GDF), con los cuales viven cientos de miles de personas.

 

Es frecuente ver en un hogar la convergencia de programas duplicados como la ayuda a ancianos, madres solteras, becas para hijos, Liconsa, Oportunidades, abasto popular y otros…

 

-No lo hemos medido, pero es injusto concentrar los beneficios en unas cuantas zonas o familiar-, señala Robles Berlanga.

 

En adición, esos usufructuarios tienen la garantía de conservar esos beneficios bajo el esquema actual, amén de ser carne de campañas políticas.

 

Si los programas asistenciales se modifican como pretende el gobierno actual, el panorama habrá cambiado en unos años.

 

CAMBIO DE PARADIGMAS

 

Las metas de la Secretaría de Desarrollo Social son más ambiciosas a la Cruzada Nacional Contra el Hambre.

 

Si bien las acciones a emprender este día con el concurso de esfuerzos federales, estatales, municipales y de otras instituciones van encaminadas a disminuir la miseria, la dependencia de Rosario Robles Berlanga se plantea otros objetivos.

 

Por ejemplo, el cambio de paradigmas.

 

No se tratará nada más de dar recursos, sino de generar correspondencia en la gente.

 

Robles Berlanga pone como ejemplo puntual las guarderías:

 

-Hay mucha gente que trabaja y debe dejar a sus hijos sin tener una guardería cercana. Puede llevarlos con una vecina y ésta hacerse cargo de varios de ellos, a cambio de apoyos que le ayudarán a vivir.

 

De esa manera recibe un beneficio. “Es a cambio de un servicio social no contemplado hasta ahora. Así se ha combatido con eficacia en otros lugares como Brasil, donde se han sacado de la pobreza a más de 20 millones de personas en los últimos años”.

 

Este modelo puede llevarse a otras áreas. La Sedesol estudia dónde y cómo.

 

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