SANTIAGO. El grupo estadounidense Pearl Jam mantuvo viva este sábado la esencia del grunge en el cierre de la primera jornada de la III edición del Lollapalooza chileno.

 

La muerte de Kurt Cobain, líder y mito de Nirvana, hace diecinueve años, y la de Layne Staley, cantante de Alice in Chains, en 2002, dejaron huérfano a este subgénero del rock y casi desterrado del panorama musical.

 

Procedentes de la ciudad brasileña de Sao Paulo, de tocar en la versión brasileña de este certamen, Pearl Jam regresó dos años después a Santiago dispuestos a demostrar que mientras ellos sigan juntos, el “grunge” seguirá latente.

 

Tras un largo día de música, los miles de asistentes -chilenos y extranjeros- pudieron deleitarse con los casi treinta temas que la banda de Seattle interpretó en un concierto que fue de menos a más.

 

De una forma melancólica aparecieron en el escenario pasadas las 20:45 hora local (23:45 GMT), aunque esta situación no duró mucho puesto que los acordes y la dura letra de “Go” de VS (1993) se encargaron de subir los decibelios.

 

Después de escuchar el primer solo de guitarra de la noche y de presentar volando a los miembros de la banda, Pearl Jam entonó el potente “Do the Evolution”.

 

Apenas habían transcurrido unos minutos desde el comienzo de su recital cuando Eddie Vedder tuvo que interactuar brevemente con el público para poder tomarse un breve descanso.

 

“El vino aquí es más rico que la ‘chucha'”, dijo el recuperado vocalista agarrado a su inseparable botella, ante la risas de los presentes, como si hubiera encontrado el cáliz de la eterna juventud.

 

La interpretación de “Why Go” se coló entre los coreos de los miles de asistentes y los breves y continuados intentos de la banda de relacionarse con el público.

 

A los cuarenta y cinco minutos de concierto, Pearl Jam dio un respiro a su rock duro y directo con “Just Breathe” de su disco Backspacer (2009), una canción alejada del registro de las otros temas interpretados esta noche por la banda y que tuvo muy buena recepción.

 

El descanso duró poco porque la voz profunda de Eddie Vedder volvió a resonar por todo el parque O’Higgins, en el centro de Santiago.

 

“Yo he conocido muchos chilenos y ninguno es feo. Un país bonito, hace la gente bonita. Somos la playa, ustedes son las olas”, poetizó el líder de la banda como prolegómeno a “Unthought Known” (2009).

 

A mitad de actuación, los de Seattle se retiraron durante unos instantes al camerino, momento que aprovechó mucha gente para irse a casa a pesar de que el “grunge” prosiguió durante un buen rato más.

 

La formación de culto dejó para la segunda parte de la noche algunas de sus canciones más emblemáticas, como “Black”, de su primer y exitoso disco Ten (1991), con la que deleitó a sus más fieles seguidores que aguantaron hasta el final, tras doce horas ininterrumpidas de música.

 

Tal y como sucedió en su último paso por tierras australes, los estadounidenses subieron a un joven al escenario, lo llamaron Juan Pablo y le animaron a tocar junto a ellos.

 

La historia biográfica de Eddie Vedder “Alive” (1991); un agradecimiento a Perry Farrell, creador del Lollapalooza; y los fuegos artificiales pusieron fin al ambiente lúdico de la jornada.

 

Pearl Jam mostró esta noche durante dos horas y cuarto su capacidad de reciclaje a lo largo de sus más de dos décadas subidos a los escenario, alternando temas cercanos al “hard rock” y ritmos más suaves, pero sin olvidar el subgénero que les catapultó a la fama en los noventa, el “grunge”.

 

Para la segunda y última jornada de este certamen musical están previstas las actuaciones de The Black Keys, Franz Ferdinand y Deadmau5, entre otros