WASHINGTON. Miles de personas marcharán en Washington el próximo miércoles por una reforma migratoria, entre vientos favorables para la legalización de unos 11 millones de personas sin residencia legal en el país.
A diferencia de años anteriores, tanto el Senado como la Cámara de Representantes trabajan con ese objetivo respaldado por el presidente Barack Obama, así como empresarios y sindicatos tras un acuerdo sobre visas y salarios.
La mayoría de estadunidenses también favorece el camino a la legalización de los indocumentados, como lo demuestran distintos sondeos, incluyendo uno reciente de la Universidad de Quinnipiac.
Se espera que el denominado Grupo de los ocho en el Senado presente esta semana un proyecto de ley bipartidista que concretice sus principios anunciados en enero pasado, que incluye sobre el control fronterizo.
Dos de los senadores del Grupo de los ocho, el republicano Marco Rubio y el demócrata Charles Schumer han sido objeto de cuestionamientos por parte de grupos pro inmigrantes.
Activistas como el director de la organización Americas Voice, Frank Sharry, criticaron a Rubio por una carta que envió al presidente del Comité Judicial del Senado, Patrick Leahy, en la que indicó que el proceso por la reforma migratoria va muy rápido.
“Si el senador Rubio cree que puede echar por tierra la reforma migratoria y beneficiarse políticamente, está muy equivocado”, dijo Sharry sobre la presión de grupos conservadores que buscan retrasar el proceso.
Por otro lado, la coalición Dream Action protestó la semana pasada en la oficina en Nueva York del senador Schumer por aceptar miles de dólares del sector privado de detenciones que, afirmaron, favorece la aplicación de la ley sobre la reunificación familiar.
Los demócratas enfrentan la presión de grupos pro inmigrantes por la cifra récord de deportaciones del gobierno de Obama, en tanto que los republicanos buscan recuperar el voto hispano tras perderlo abrumadoramente en los comicios de noviembre pasado.
Otro de los temas contenciosos es el futuro flujo de inmigrantes de México, aunque el Instituto de Políticas de Migración (MPI) señaló en un informe reciente que es poco probable retornen a sus altos niveles de la década de 1990, en parte por el reforzamiento del control fronterizo.
Con respecto al impacto de los recortes automáticos de fondos a programas gubernamentales que incluyen la seguridad fronteriza, la secretaria de Seguridad Interna, Janet Napolitano, indicó el jueves pasado que espera que retornen a sus niveles normales para 2014.