El gobierno de la presidenta argentina, Cristina Fernández, volvió hoy a ser blanco de masivas protestas en Buenos Aires y varias ciudades del interior del país convocadas a través de las redes sociales y con el apoyo explícito de sectores de la oposición en un año electoral clave.
Como en la multitudinaria protesta del 8 de noviembre pasado, nuevamente las razones esgrimidas por los miles de manifestantes que se volcaron a las calles fueron múltiples, desde el rechazo a las restricciones cambiarias y a la reforma judicial que se aprobó hoy en el Senado hasta reclamos por la inflación y en contra de la corrupción.
También como en noviembre, las redes sociales volvieron a tener un fuerte protagonismo a la hora de convocar a la protesta y de reflejar el clima de indignación que domina a muchos argentinos.
En las calles, el malestar frente al Gobierno de Fernández se expresó con pancartas y banderas argentinas, algunas de ellas gigantes, y también con el batir de cacerolas.
“Los vamos a juzgar”, “respeto a la prensa libre”, “juicio político a CFK”, “sin justicia no hay futuro”, “defendamos la democracia”, fueron algunas de las consignas que se vieron en las calles.
“Es mi deber como ciudadano defender a la república y todas las libertades. Este Gobierno no respeta a los ciudadanos y hay que manifestarse hasta que entiendan que hay que respetar la pluralidad”, dijo a Efe Julio, de 50 años, vecino del barro porteño de Recoleta, para quien la protesta ha hecho “despertar a una oposición que estaba dormida”.
Lidia, de 37 años, de la localidad bonaerense de Avellaneda, dijo que protestaba contra “la inseguridad y la inflación” porque entiende que el Gobierno “no está haciendo nada” y que los ciudadanos “no pueden quedarse con los brazos cruzados”.
“Quiero hacer lo que pueda para contribuir a que las cosas cambien. Estamos muy mal. No tenemos justicia. Vamos cada vez peor. Y el Gobierno sabe que no tiene razón”, dijo Graciela, de 75 años, vecina del barrio de Floresta.
En Buenos Aires, la protesta se inició en los barrios y, desde allí, muchos de los manifestantes marcharon hacia el emblemático Obelisco, en el centro de la capital, hacia la Plaza de Mayo, frente a la sede del Ejecutivo.
A mitad de la movilización, cuando el Senado aprobó la reforma judicial, miles de manifestantes decidieron llevar la protesta también a las puertas del Parlamento.
También hubo fuertes protestas en distintas ciudades del interior, como Rosario, Córdoba, Mendoza, Bariloche, Santa Fe, Tucumán, La Plata y en la localidad bonaerense de Olivos, cerca de la residencia presidencial.
La novedad de la protesta contra el Gobierno de Cristina Fernández fue ésta vez el apoyo activo que diversos dirigentes de la oposición dieron a las movilizaciones.
En las calles de Buenos Aires puede verse a manifestantes identificados con los colores y las consignas de Propuesta Republicana (Pro), uno de las principales fuerzas opositoras, lideradas por el alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri, quien ha convocado a la marcha a través de Twitter pero que no participará de la movilización, según confirmaron a Efe fuentes oficiales.
Otros dirigentes de oposición, como la diputada Patricia Bullrich, el dirigente sindical Gerónimo Venegas, la líder de Afirmación para una República Igualitaria Elisa Carrió y el diputado del Pro Federico Pinedo, se mostraron entre la gente, protestando activamente.
“Hay un reclamo de la población, de que podemos vivir mejor y esto se logra con honestidad y participación de la ciudadanía. Hay muchísimas expresiones de lo que piensa la gente y para nosotros es muy importante leer lo que está diciendo la gente”, dijo en la marcha el líder del Frente Amplio Progresista, el socialista Hermes Binner.
Por su parte, el diputado radical Ricardo Alfonsín, también presente en la movilización, dijo que la presencia de la oposición en la protesta es “producto de la gran preocupación por la degradación de valores fundamentales de la democracia y la república”.
Cristina Fernández, que en la tarde de hoy partió rumbo a Lima para asistir a una cumbre extraordinaria de la Unión de Naciones Suramericanas, inició su gestión en 2007 y fue reelegida para un segundo mandato en 2011 con el 54 por ciento de los votos, pero su imagen positiva ha ido desde entonces en declive, según diversas encuestadoras privadas.
“Al que le gusta protestar, me parece bien, pero sería bueno que además todos podamos ayudar”, dijo hoy la mandataria en un acto en la sede del Ejecutivo, donde no hizo alusión directa a la convocatoria del “18A”.
Argentina celebrará elecciones en octubre próximo, cuando el oficialismo pondrá en juego su mayoría en el Parlamento, comicios clave de cara a las presidenciales de 2015.