Humberto Suazo vive en la colonia Valle Oriente, en una de las zonas residenciales de Monterrey, Nuevo León, donde abundan las casas con piscina y un enorme jardín.
Aunque su aspecto dibuja a un tipo hosco, es el líder de uno de los equipos de fútbol de la ciudad, un romperedes estrella y algo más: el jugador más pagado de México.
En San Antonio, Chile, su pueblo natal, vivía con un salario muy bajo que le permitía sobrevivir de milagro. Años después, tiene dos lujos: un BMW versión X6 y una mezcladora donde le da rienda suelta a sus sueños de DJ.
Recientemente, su equipo, Los Rayados de Monterrey, le extendió su contrato hasta junio de 2016 con una garantía salarias de 3 mdd anuales.
Es el empleado más afortunado de la Liga MX. No es el único. De acuerdo con cifras disponibles, la nómina salarial anual de la liga mexicana de fútbol asciende a 84,1 mdd, que se reparte —no de manera equitativa evidentemente— entre 400 jugadores, lo que significaría una nómina mensual de 7 mdd.
Mauricio García de la Vega, director y fundador de la agencia de jugadores Iconstar, detalla que la Liga MX es una vitrina ( y una mina de oro) para quienes saben capitalizar el movimiento de sus piernas: “El fútbol mexicano puede superar incluso salarios de Portugal, Grecia, Holanda y hasta algunos de España”.
Televisa, Cemex, FEMSA, Cementos Cruz Azul, Grupo Salinas, Caliente, América Móvil, Grupo Pachuca, son algunas de las empresas que están detrás de los equipos de Primera División. “Por eso se gasta tanto. Por ello, la mayoría de los equipos tiene para pagar altos salarios y sin ningún problema”, dice Rafael Lebrija, ex presidente de Los Diablos Rojos del Toluca y de Las Chivas del Guadalajara.
Por la carta de Christian Benítez, la figura de Las Águilas del América, este club propiedad de Televisa pagó 10 mdd al Santos de Torreón. Jamás un club del fútbol mexicano había pagado tanto por un jugador.