TORONTO. Chiheb Esseghaier, uno de los dos acusados de planear un atentado en Toronto contra un tren de pasajeros, dijo ayer ante un juez en Montreal que la acusación está basada en “apariencias” y no en hechos.
Chiheb Esseghaier, tunecino de 30 años, se presentará ante un juez de Montreal, ciudad donde reside, mientras que Raed Jaser, de 35 años y de cuya nacionalidad no se ha informado, lo hará en la ciudad de Toronto.
Durante su comparecencia, el tunecino Esseghaier, de 30 años, también se negó a aceptar el abogado que se le asignó. El juez informó que Esseghaier será enviado a Toronto para continuar el proceso judicial.
En esa ciudad canadiense es donde, según la policía, el acusado y el segundo detenido ayer, Raed Jaser, planeaban atentar contra un tren de pasajeros siguiendo la “dirección y guía” de elementos de Al Qaeda en Irán.
Aunque la Policía Montada canadiense no ha querido informar sobre el objetivo del ataque, fuentes policiales en Estados Unidos han señalado que los dos planeaban atentar contra el tren que une Toronto con Nueva York.
Ayer se supo que los arrestos se produjeron después de que un imán de Toronto advirtiese a a los servicios secretos y la Policía Montada canadiense de las actividades de Jaser, lo que inició la “Operación Smooth”, que culminó este lunes con su arresto y el de Esseghaier.
Durante la vista se supo que Esseghaier fue detenido el lunes a las 12:20 hora local en un establecimiento de McDonald’s en el centro de Montreal.
Jaser compareció también ayer ante un juez, en este caso en Toronto, el cual ordenó que siga detenido y prohibió revelar datos sobre las pruebas presentadas contra él por la policía.
El abogado de Jaser, John Norris, dijo durante una rueda de prensa celebrada en las afueras del tribunal que su defendido “tiene la intención de defenderse vigorosamente de estas acusaciones” y que está deseando ver las pruebas que las autoridades tienen contra él.
Norris también cuestionó el momento elegido por la policía canadiense para arrestar a Esseghaier y Jaser, una semana después del atentado de Boston (EU) y a pesar de reconocer públicamente que la población nunca estuvo en peligro.