Espiritualidad y convivencia con la naturaleza destacan la obra de Tadao Ando en la Universidad de Monterrey, que fue inaugurada ayer. Es una magna obra catalogada como artesanal, que exigió mil 300 metros cúbicos de concreto, 800 toneladas de acero y 34 meses de trabajo intenso.

 

El Centro Roberto Garza Sada de Arte, Arquitectura y Diseño de la Universidad de Monterrey está plasmada la filosofía de Tadao Ando aerca de que el espacio puede ser una fuente de inspiración.

 

Siendo autodidacta, Tadao Ando empezó a experimentar con el concreto y a construir cada inmueble con este material; con el tiempo se convirtió en su sello exclusivo.

 

Ahora, este desafío arquitectónico, incorpora la naturaleza a las construcciones generando un espacio de meditación y espiritualidad, que forma parte del diseño de la vivienda tradicional japonesa.

 

Es el primer edificio en América Latina de Tadao Ando, premio Pritzker 1995. El rector Antonio J. Dieck Assad destacó que la construcción siguió los requerimientos LEED para certificar construcciones “verdes” o ambientalistas.

 

La construcción cuenta con dos ágoras, que son espacios abiertos concebidos para una colectividad que comparte su aprendizaje. Inspiradas en el concepto de la antigua ágora griega, donde los estudiantes y maestros trabajaban y discutían en total libertad, guarda una forma semicircular con la que se busca fomentar la convivencia estudiantil.

 

El trabajo de Tadao Ando es uno de los más representativos y premiados en el mundo de la arquitectura y las artes. Su esencia creativa con raíces en su natal Japón, así como su maestría al emplear formas geométricas simples, le han valido galardones como el Premio Pritzker en 1995; la Medalla de oro de Arquitectura, entregada por la Academia Francesa de Arquitectura; el premio anual del Ministerio de Educación de Japón, y el premio Arnold W. Brunner de la Academia Estadounidense de Artes y Letras.