SAN PEDRO, NL. Construir un edificio que enviara un mensaje desde Monterrey para el mundo, que inspirara a las personas que lo visiten o estudien en él a seguir adelante, un mensaje de “yo puedo dirigir esta nación, yo puedo ser un líder”, esa fue su intención, asegura Tadao Ando. Y lo logró.

 

El recién inaugurado Centro Roberto Garza Sada de Arte, Arquitectura y Diseño, (CRGS) de la Universidad de Monterrey es un cubo que, a la distancia, se ve cerrado y monolítico, pero al acercarse, el edificio se “abre” y revela sus ventanales y grandes espacios abiertos a la naturaleza, a las montañas que lo rodean por los cuatro puntos cardinales: La Huasteca, la Sierra Madre, el Cerro de la Silla y el de Las Mitras.

 

“Son unas montañas tan fuertes, un paisaje tan fuerte… la obra no debe competir con el medio natural, sino ser parte de él, estar en contacto con el exterior al mismo tiempo que se está dentro del edificio; de ahí los espacios abiertos por los que se introduce la luz natural”, explica el ganador del Premio Pritzker de Arquitectura 1995, a pesar de no tener una educación formal como tal.

 

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FOTO: JORGE TABOADA.

 

“No me he graduado de una facultad, ni tuve la oportunidad de asistir a una gran escuela o de recibir una formación como arquitecto, pero uno debe perseguir sus sueños… además, la arquitectura es un trabajo multidisciplinario con un solo objetivo: construir algo perfectamente maravilloso y, al mismo tiempo, hacernos responsables de lo que hacemos”, aclara el maestro japonés a la vez que detalla que en su despacho trabajan más de 30 personas.

 

Nacido en 1941, Tadao Ando insiste en que su trabajo es para inspirar a los jóvenes, por ello bautizó a este CRGS como Puerta de la Creación, porque “al trabajar tienes que tener un concepto, una idea” que lo lleve adelante.

 

“Cuando me ofrecieron este proyecto, primero conocí el terreno, vi las montañas, la fuerza de la naturaleza, y luego, como en casi todos mis trabajos, pasé casi seis meses encerrado, sin saber qué hacer hasta que se me ocurrió esto, este espacio para recuperarse a uno mismo”.

 

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FOTO: ROBERTO ORTIZ.

 

Y es que este centro está lleno de rincones, espacios y vistas que permiten tanto la convivencia entre las personas como, si lo desea, también el aislamiento para pensar e inspirarse. La imponente “vela” une los dos cuerpos de la construcción y no deja indiferente a nadie que pasé por ahí.

 

“Quise crear una puerta que diera la bienvenida a los estudiantes que vienen a desarrollar sus talentos a esta escuela, también espacios interiores que impulsaran su imaginación para el trabajo creativo.

 

“Deseo que cada persona que pasé por aquí sienta que está realizando algún sueño y que estén orgullosos de lo que están haciendo para que, en un futuro, sea algo fructífero para todos”.

 

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FOTO: ROBERTO ORTIZ.

 

Origami de concreto

 

Aunque existen dos viviendas construidas por Tadao Ando en México -una aquí mismo en Nuevo León, y la otra aún por terminar en Cancún- ésta es la primera obra pública del arquitecto japonés en Latinoamérica.

 

El Centro Roberto Garza Sada de Arte, Arquitectura y Diseño requirió una inversión de 45 millones de dólares, se construyó en 34 meses y son 13 mil 115 metros de construcción. El inmueble mide 99 metros de largo por 27 de ancho y cuenta con seis niveles de doble altura (5,40 m).

 

El nuevo centro está dedicado a la producción, conservación y consolidación del talento creativo de alumnos de las carreras de arte, arquitectura y diseño que imparte la Universidad de Monterrey; pero también a las de la comunidad, ya que cuenta con las herramientas educativas, infraestructura y tecnología de nivel mundial.

 

El edificio construido en acero y concreto aparente, se “dobla” como una gran pieza de origami, logrando un espacio impresionante completamente abierto, de 17 metros de altura con una serie de pliegues conocido como La Vela que, como reconoce Ando, fue lo más difícil de hacer.

 

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FOTO: JORGE TABOADA.

 

“Presenté un proyecto tan atrevido”, dice ante un auditorio repleto y efusivo, “que pensé que me lo iban a rechazar, pero no, me dijeron ‘adelante’, entonces me dije, vamos pues, vamos a construir lo imposible”, les repite a los jóvenes que festejan sus bromas y celebran sus anécdotas.

 

“La arquitectura contemporánea es muy fácil de analizar y comprender, es casi puro bussinnes work, no hay sufrimiento, en cambio en esta obra en particular hay mucho trabajo, hay mucho sufrimiento en el proceso y cuesta mucho entenderlo pero así es la vida, son las cosas que me ocurren ahora, aunque claro, sufrieron más quienes tuvieron que construirlo”, repite entre risas.

 

Fueron dos mil 800 trabajadores que levantaron este edificio, los nombres de todos los que participaron están grabados en una pared, “incluso el mío… y al mismo tamaño”, agrega el arquitecto ganando de nuevo las risas de un auditorio completamente cautivado por su simpatía y sencillez.

 

El acabado en concreto aparente, que es una marca en las obras de Ando, tiene un color específico que puede parecer frío o monótono, pero “mi idea es que el color (y el calor) lo aportan las personas, los estudiantes que harán suya la construcción”, aclara.

 

Confeso admirador de los arquitectos mexicanos Félix Candela y Luis Barragán, además del suizo Le Corbusier, Tadao Ando remata su convivencia con los alumnos de la Universidad de Monterey resaltando la gran afinidad que existe entre México y Japón: “entre ambos países tenemos una gran conexión… de internet”.

 

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FOTO: JORGE TABOADA.