CAMARILLO. Un incendio forestal que azota una región costera en el sur de California creció casi al triple, alimentado por las altas temperaturas reinantes.
El incendio a unos 80 kilómetros al noroeste de Los Angeles se expandió a 111 kilómetros cuadrados el viernes, al tiempo que unos 900 bomberos usaban camiones, aviones, topadoras y otros equipos para combatir las llamas.
Los meteorólogos dijeron que la mayor humedad que se registrará el fin de semana ayudará a los bomberos.
“Es un cambio radical respecto a lo que hemos tenido”, dijo Kurt Kaplan, del Servicio Meteorológico Nacional en Oxnard. “Mañana será un día mucho mejor para los bomberos”.
El capitán Mike Lindbery, del departamento de bomberos del condado Ventura, dijo el sábado por la mañana que los equipos iban a tratar de aprovechar las temperaturas más bajas y el aumento en la humedad.
“Eso nos va a dar una oportunidad porque realmente va a reducir la actividad de las llamas. Pienso que vamos a conseguir progresos significativos”, dijo.
Pese a su magnitud y la velocidad de su expansión, el incendio que estalló el jueves en el área de Camarillo Springs ha dañado solamente 15 estructuras, aunque amenaza miles.
Residentes del área se sentían afortunados de que tantas viviendas se hubiesen salvado.
“Estuvo muy cerca. Todas estas casas… estos bomberos hicieron un trabajo increíble. Estamos muy, muy agradecidos con ellos”, dijo Shayne Poindexter. Las llamas se acercaron a apenas 10 metros (30 pies) de la casa que él está construyendo.
Partes de la comunidad de Thousand Oaks, en Newbury, estaban bajo evacuaciones obligatorias y voluntarias, dijo Bill Nash, portavoz de los bomberos de Ventura. En la madrugada, los bomberos concentraron recursos a lo largo del camino entre el incendio y Malibú para proteger las casas en el frente este del siniestro.
Se está investigando la causa del fuego.
La buena fortuna del área de Camarillo Springs no fue resultado de suerte ni clarividencia de los bomberos. Llega luego de años de planeamiento y el conocimiento de que tarde o temprano un incendio así iba a ocurrir.
Camarillo Springs, que no era más que un área rural escarpada cuando comenzaron a construirse casas allí hace 30 años, estaba bien preparada.
Sus viviendas fueron construidas con sistemas internos de rociado, así como exteriores a prueba de incendios, desde el techo hasta la base. Los residentes están obligados a eliminar maleza y otros materiales combustibles en una distancia de 30 metros (100 pies) de sus casas. Y los constructores tienen que asegurarse de que las calles sin salida que abundan en los cañones del área sean lo suficientemente amplias para el paso de vehículos de emergencia.