Los resultados de la exhumación de los restos del poeta chileno, Pablo Neruda, para determinar si fue asesinado, serán conocidos dentro de tres meses. Parte de los restos fueron enviados a diferentes partes del mundo para ser analizados por científicos especializados internacionales.
El periodista Mario Casasús investiga desde hace años la muerte del Nobel de Literatura, quien falleció el 23 de septiembre 1973, horas antes de exiliarse a México.
En entrevista con 24 HORAS, el también coautor del libro El doble asesinato de Pablo Neruda, considera tres posibles causas sobre la muerte del autor chileno: asesinato por una conspiración para evitar un viaje a México: una negligencia médica a partir de una alergia al medicamento dipirona o efectos naturales de la caquexia, estado extremo de desnutrición, como dice el certificado de defunción.
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“El gran tema con el certificado de defunción es que la caquexia es un estado de desnutrición, tipo Auschwitz (…) Neruda pesaba más de 100 kilos. Ves las fotos de julio del 73 y ves las fotos del cadáver del 25 de septiembre del 73 y trae el mismo semblante, los 100 kilos y tanto”, explicó Casasús.
El también reportero del diario chileno El Clarín considera sospechosa la muerte de Neruda y cree que fue organizada por los representantes de Augusto Pinochet, debido a que criticó el golpe de Estado contra Salvador Allende y también al ex presidente y dictador.
La primera pista de Casasús fueron los resultados de la exhumación del ex presidente Eduardo Frei Montalva en 2006. El ex mandatario murió en noviembre de 1982 tras una cirugía por una hernia. Pero cuando la democracia regresó a Chile, se inició una investigación para determinar si realmente murió de un shock séptico tras la operación.
Casasús explicó que tras haber encontrado gas sarín en su cuerpo, un líquido incoloro e inodoro usado como arma química y calificado como arma de destrucción masiva por las Naciones Unidas, se calificó como homicidio la muerte de Frei Montalva en diciembre de 2009.
Tras la duda que generó este resultado, Mario Casasús inició una investigación y encontró que el mismo médico en turno y las mismas enfermeras fueron los que asistieron a Pablo Neruda en la misma clínica donde murió el ex presidente Frei.
Pablo Neruda sufría desde 1972 de un cáncer de próstata, lo que le obligó a dejar su puesto de embajador de Chile en Francia en febrero de 1973, pero después del golpe militar orquestado por Augusto Pinochet el 11 de septiembre del mismo año, la salud del poeta se agravó y fue trasladado de urgencia de su casa de Isla Negra a la capital Santiago donde estuvo hospitalizado en la Clínica Santa María hasta su muerte.
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El 23 de septiembre, día de su fallecimiento, surgieron una serie de eventos por los cuales Casasús empezó a investigar más de 30 años después, debido a que cree que fue un asesinato organizado por la dictadura.
Ese día, relata, el chofer de Neruda, Manuel Araya, y la esposa del poeta Matilde Urrutia fueron a traer las últimas pertenencias a Isla Negra, porque en la mañana del día siguiente venían a México por invitación de Gonzalo Martínez Corbalá, embajador de nuestro país en Cuba.
“El día 23, tipo cuatro de la tarde, reciben el telefonazo de Neruda a Isla Negra para decirles que le habían aplicado una inyección mientras él dormía y que se empezaba a sentir mal. Entonces, el chofer con la viuda regresan aprisa y cuando llegan efectivamente Neruda presentaba un cuadro febril, empezó a delirar y murió a las 10 de la noche de ese mismo 23 de septiembre”, detalló el autor.
Pero otro evento se agrega entre la llegada de Matilde y la muerte de Neruda. A las 19:00 horas del mismo día, los médicos le piden al chofer ir de urgencia a conseguir un medicamento que no estaba en el stock de la clínica.
“A las afueras de la ciudad y en el camino lo secuestran las fuerzas de inteligencia. Ese hecho es completamente comprobado por los Derechos Humanos. Es torturado en el estadio nacional de fútbol de Chile y en presidio se entera de la muerte de Neruda. En sí, el chofer no sabe qué es la sustancia, nadie sabe qué es la sustancia. Los médicos dicen que es dipirona, un calmante que ahora en 2013 está prohibido porque produce paro cardiaco y mata a los pacientes”, señala Casasús.
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Mientras torturaban al chofer, cuenta el autor, las fuerzas de inteligencia hacen persistentes preguntas sobre “quiénes son los amigos de Neruda, dónde están las armas, a quién esconde, cuáles son los planes en México.
“Desde nuestra perspectiva, ahora con esa distancia, podemos ver que hubo un cerco de inteligencia muy bien orquestado”, precisa.
Una investigación judicial se abrió a mediados de 2011 a raíz de una querella presentada por el Partido Comunista de Chile, en el cual militó el poeta, y que es patrocinada por el abogado en derechos humanos Eduardo Contreras.
El partido, el abogado, así como el chofer creen que Neruda fue asesinado mediante una inyección letal. Esa información fue desmentida por la Fundación Pablo Neruda, pero el Partido Comunista solicitó el pasado 6 de diciembre la exhumación de los restos del Nobel de Literatura para verificar si fue envenenado.
La exhumación fue ordenada el 4 de marzo por el juez Mario Carroza para determinar las causas de su muerte. Los restos de Neruda fueron extraídos de su tumba el 8 de abril. Los resultados se conocerán dentro de tres meses.
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