ROMA. Giulio Andreotti, siete veces primer ministro, 20 ministro y miembro de todos los gobiernos de Italia durante 45 años, quien falleció ayer a los 94 años, es el personaje sobre el cual giró la vida política italiana en los últimos 75 años y exponente de la Democracia Cristiana italiana (DC). Su nombre se vinculó al poder de las logias masónicas en el Estado italiano y a secretos de Estado, como el asesinato del líder democristiano Aldo Moro, tras 55 días de su secuestro por las Brigadas Rojas.
El Huffington Post dice de Andreotti que fue considerado uno de los políticos “más carismáticos y maestro de las artes de la política”. Recuerda que sus detractores lo llamaron Belcebú, El Jorobado o El Divo -nombre que tomó el cineasta Paolo Sorrentino para retratar la trayectoria política y personalidad de Andreotti en 2008. Era hijo de un maestro y huérfano desde el año de edad.
Nace en Roma el 14 de enero de 1919 y entre 1945-1947 ingresa a la DC, adonde fue diputado de la Asamblea Constituyente hasta 1947, cuando fue electo senador. En 1954 es subsecretario de la presidencia del gobierno de Alcide De Gásperi, líder del Grupo Parlamentario de la DC, y entre 1954-1976, editor de Concretezza. También, entre 1954 y 1968 fue ministro de Interior, Finanzas, Tesoro, Defensa, Industria y Comercio hasta que en 1972 tiene su primera gestión como primer ministro, cargo al que regresará en 1976 y 1978.
Entre 1974 y 1976 se ocupa de los ministerios de: Defensa, Balance y Desarrollo del Sur de Italia; en 1983 es ministro de Asuntos Exteriores. En 1989 es primer ministro por sexta vez y por séptima en 1991, año en que es designado senador vitalicio por el presidente de la república.
El 28 de junio de 1992, después de 45 años en el poder, cesa su actividad en el gobierno italiano. Será relevado por Giuliano Amato. En 2001 se le designa presidente de honor del partido Democracia Europea, heredero de la extinta Democracia Cristiana, y en 2004 anuncia su retiro de la primera línea política. El 6 de mayo de 2013 fallece en Roma.
La logia
En 1984 supera una moción parlamentaria que lo acusó de fraude fiscal sobre el petróleo. Caso Enim-Petronim. Más tarde, ese año se revela su vínculo con la logia secreta P-2, de Licio Gelli, y en febrero de 1989, la viuda del banquero Roberto Calvi, Clara Canetti, le acusó de ser “el verdadero jefe” de la logia.
La Mafia
En 1992, “arrepentidos” de la mafia siciliana mencionan su nombre a jueces de Palermo y el ultraderechista Movimiento Social Italiano promueve una investigación. Él siempre lo negó. En el marco de los procesos Manos Limpias se le implica en los escándalos de corrupción, Tangentopoli.
Entre 1995 y 1999, se le enjuicia por asociación mafiosa y por supuesta inducción en el asesinato del periodista Mino Pecorelli que lo vinculó con la muerte de Aldo Moro. Es absuelto por ambos cargos pero las sentencias fueron recurridas. El 17 de noviembre de 2002 es condenado a 24 años de cárcel por el caso Pecorelli. En 2003 es absuelto por ese cargo y por el de asociación mafiosa, aunque el Supremo confirma la sentencia en 2004.
Proceso Ruby
ROMA. La Corte Suprema italiana rechazó la instancia presentada por los abogados de Silvio Berlusconi para transferir del tribunal de Milán al de Brescia dos procesos en los que el ex primer ministro es imputado de fraude fiscal, concusión y prostitución de menor.
Con base en la decisión de la sexta sección penal de la Corte Suprema podrán proseguir en el tribunal milanés los llamados proceso Ruby y Mediaset, que ven a Berlusconi sentado en el banquillo de los acusados.
El ex jefe de gobierno había presentado la instancia por presunta “sospecha legítima” de que el tribunal de Milán no es imparcial.
La próxima audiencia del proceso Ruby, en el que Berlusconi es acusado de concusión y prostitución de menor por su presunta relación con la marroquí Karima El Mahroug, alias Ruby, está programada para el próximo 13 de mayo.
En un juicio en primer grado, concluido en octubre pasado, Berlusconi fue condenado a cuatro años de prisión y cinco de interdicción (prohibición) de ocupar puestos públicos, aunque considerando los beneficios de la ley del indulto la pena se reduciría a tres años.
El ex primer ministro no ha pisado la cárcel (y probablemente no lo hará nunca debido a que ya tiene 76 años de edad), porque la sentencia se vuelve definitiva solamente hasta el tercer grado de juicio, el de la Corte Suprema.
Sin embargo, los analistas consideran que una sentencia acusatoria podría condenar a Berlusconi a la prohibición de ocupar cargos públicos, lo que pondría fin a su carrera política y amenazaría a su imperio mediático y financiero.