Ayer la Procuraduría Federal del Consumidor emitió un balance de sus acciones para verificar los precios del huevo y del pollo en todo el país, que últimamente han visto fuertes alzas.

 

Desde julio del año pasado -a raíz de la crisis por la gripe aviar que atacó a las aves de las granjas en los Altos de Jalisco- los precios se elevaron y aunque tuvieron una reducción menor hacia el final del año pasado, en realidad nunca regresaron al nivel que tuvieron antes de la crisis.

 

Esta nueva elevación en el precio del huevo ha llevado a la Profeco a iniciar una intensa campaña de verificación de precios para detener lo que se considera como una ola especulativa en los precios. Ayer Profeco dio a conocer los primeros resultados de esta campaña: Realizó tres mil 051 visitas de verificación a establecimientos que venden huevo, de éstos 536 fueron “emplazados a procedimiento administrativo por violaciones a la ley”, en 300 establecimientos se colocaron sellos de advertencia, a 96 establecimientos se les suspendió la comercialización de huevo y siete establecimientos fueron clausurados temporalmente por no acreditar los precios a los que compran el huevo y con ello justificar sus precios a la venta.

 

Con estas acciones, en realidad Profeco ha asumido una política de control de precios en algunos productos -es también el caso de la tortilla- a pesar de que se dice que en México es el mercado el que determina los precios por la libre oferta y demanda. Pero en el caso del huevo no es así como tampoco en el caso de la tortilla, de las gasolinas o del diesel, porque -según se afirma- son productos de alto consumo entre la población. Aunque esta regla no parece ser pareja porque este “control de precios” no aplica para productos de alto consumo como la leche, los refrescos, los frijoles o el pan, que también han resentido incrementos importantes en sus precios.

 

Pero las autoridades han determinado -por alguna razón que desconocemos- que el huevo debe tener un precio “casi oficial” porque asumen que en este mercado existe una especulación galopante con el precio por parte de algunos comerciantes. Es probable que algunos intermediarios estén especulando con los precios y si es el caso éstos deben ser sancionados.

 

Pero en el caso del huevo los precios se han elevado prácticamente de manera generalizada desde hace ya bastante tiempo y los factores del alza no son precisamente temporales.

 

Ya el propio Banco de México había refutado al entonces secretario de Economía, Bruno Ferrari, cuando afirmaba algo parecido a lo que ahora señala la dependencia que encabeza Humberto Benítez. Para el Banco Central el alza de precios del huevo durante el año pasado fue un problema de choque de oferta y esta tendencia no respondía, fundamentalmente, a la especulación. Y es que tanto los precios internacionales de los granos (soya, maíz amarillo y sorgo) que representan casi 70% de los costos producción de la industria avícola, continúan elevados; además del alza de precios en los insumos.

 

Esto lo confirman los datos de precios al productor de abril que elabora INEGI. El precio del huevo se incrementó 6.70% en el mes, mientras que la carne de ave (pollo) subió 7.64%.

 

Así que las cruzadas para controlar los precios si bien sirven para promover a los políticos en algunas coyunturas, no son el mejor camino para la economía.

 

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