Se ven pero no se hablan, discrepan pero no se insultan, es el pacto de caballeros de los comisionados del IFAI Gerardo Laveaga Rendón y Ángel Trinidad Zaldívar, al que las tres comisionadas observan de soslayo mientras se aprestan a desahogar una agenda de más de un centenar de asuntos que tienen que ver con la transparencia de información pública.

 

El día de ayer en la sesión del IFAI campeó la solemnidad en un ambiente tenso después de los dimes y diretes por la presidencia del órgano colegiado en enero pasado, frío ambiente contrastante con la canícula exterior de la primera quincena de mayo.

 

De plano, el autor de la delación y acusación contra Laveaga Rendón, el comisionado Trinidad Zaldívar no dirige el habla a sus cuatro colegas comisionados. Serio llega a la sesión y serio se retira, no saluda ni por cortesía.

 

La comisionada Jacqueline Peschard es la primera en llegar, no ocupa su lugar porque platica con una funcionaria en el acceso al salón de plenos. Luego llega el comisionado presidente a la par de la comisionada Sigrid Arzt Colunga y ambos dialogan e intercambian sonrisas.

 

Es evidente la relación elemental, no de camaradería. Y el ambiente que se respira se enfría más cuando aparece el comisionado Ángel Trinidad Zaldívar, quien saca su laptop de la maleta en su mano y se aísla. No saluda ni mira de frente a sus colegas comisionados, no hay detalle de caballerosidad siquiera para la comisionada María Elena Pérez Jáen.

 

En poco menos de una hora se desahoga la sesión del pleno del IFAI, hay acuerdos, pocas discrepancias y, así como llegó, el comisionado Trinidad Zaldívar sale del salón de plenos que sigue frío, desde enero pasado.