Las oficinas de Carl Icahn tienen una cualidad museística. Tres décadas de manipular el mercado, como resultado de algunas de las adquisiciones hostiles más famosas, luchas de poder en la historia financiera de Estados Unidos, cubren cada uno de los recovecos de estos corredores forrados de madera. Hay modelos de aviones de TWA –la adquisición que consolidó su nombre entre los hombres de negocios de las ligas mayores– y trenes de juguete de ACF Industries, lo que le sirvió como cajero automático durante décadas.
A pesar de la postura desguanzada de Icahn, cerca de la cima del viejo edificio de gm en Manhattan, su nombre nunca había sido tan importante como ahora. En los últimos 15 meses, el hombre de 77 años se posicionó y después lanzó campañas contra 14 compañías; una ráfaga que lo ha convertido, a una edad en la que hace mucho tiempo se esperaba no escuchar noticias sobre él, en el individuo más inconveniente en los negocios, echando el ojo a casi todas las compañías grandes en la historia de Estados Unidos.
En un momento está lanzando una oferta enorme para arrebatar a Dell de su fundador epónimo. Al siguiente, tiene en la mira a la perforadora de aguas profundas Transocean para excavar en sus dividendos. Cuando se presentaron buenas noticias en Netflix, los administradores se sacudían la cabeza ante la inversión oportuna de Icahn. ¿Y si alguien trata de ponerse en su camino? Sus huellas estaban impresas en la renuncia del infame Aubrey McClendon de Chesapeake Energy.
Todo lo anterior sin duda dejó a Icah… relajado. Se le nota en la cara. ¿Qué más puedo hacer?”, pregunta Icahn de manera retórica. “¿Sentarme en cenas aburridas?”, me dice moviendo la mano y reclinándose en la silla.
Sin embargo, solía intentar adquirir compañías por medio de bonos basura y otras herramientas de apalancamiento. Después descubrió la forma de usar el dinero de otras personas por medio de una estructura de fondos de protección. Ahora, es todo Carl, con un valor neto que forbes estima en 20,000 mdd, lo cual lo hace el hombre más rico de Wall Street, arrebatándole el puesto a George Soros. Él ya no necesita la ayuda de nadie.Y eso ahora lo hace muy, pero muy peligroso.
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