Felipe Calderón fue un presidente desconfiado, demasiado desconfiado. Tenía, sin embargo, amigos de confianza, los que lo rodearon en posiciones clave, comenzando, desde luego, con el fallecido Juan Camilo Mouriño, al que inmerecidamente dio funerales de Estado (ridiculizando los símbolos de un funeral de Estado, pues era curioso que el entonces subsecretario de Energía, Jordy Herrera, otro de los amigos de Calderón, estuviera al lado opuesto del Presidente en la guardia de honor).

 

Los nombres de estos amigos de Calderón no son tampoco escasos, eran los suficientes para armar una buena fiesta: Ernesto Cordero, Alejandra Sota, César Nava, Gerardo Ruiz Mateos, Patricia Flores, Germán Martínez, Max Cortázar, entre otros. La coincidencia en casi todos ellos le funcionó a Calderón, pero no le funcionó al país.

 

Uno de los mencionados, César Nava Vázquez, tuvo en los 12 años de gobiernos panistas, una carrera meteórica desde la posición de Joven promesa, hasta la de Papanatas mareado por el poder.

 

La primera vez que supe de César Nava fue en la plática con el chofer de un director de Pemex: ¿Ya viste al nuevo abogado general? Te va a dar risa. A pesar de sus 27 años no dio tanta risa, no tenía la inteligencia ni la experiencia para ser el abogado general de Pemex, pero tenía el respaldo de un grupo poderoso en ese momento: el conservadurismo panista. Al padre de Nava Vázquez, César Nava Miranda, se le identifica con la fundación de esa cúpula conservadora conocida como el Yunque, la Coparmex y la Unión Nacional de Padres de Familia.

 

Diputado federal, coordinador de asesores de Josefina Vázquez en la Secretaría de Desarrollo Social, abogado general de Pemex, abogado de la Secretaría de Energía, secretario general del PAN, secretario particular de Felipe Calderón, diputado federal, presidente del PAN. La carrera política de Nava Vázquez terminó justo allí. 10 años de posiciones de poder hasta terminar mareado por la frivolidad. Entre las anécdotas, el clásico prepotente que, borracho y con sus guardias, quita a los de la mesa de pista en el antro de moda para sentarse con sus amigas y para colmo se pone a “disparar” champañas a los parroquianos.

 

Con la misma celeridad, Nava pasó de político a wannabe de la farándula. Tal como me decía un amigo ex panista: Cuando entré al PAN, la bienvenida me la dio Carlos Castillo Peraza, ahora te recibe Patylú. Su agonía política se acompaña de rumores y notas periodísticas sobre la compra de un departamento lujoso a Patricia Sirvent.

 

César Nava tenía todo para ser candidato a la Presidencia de la República. Tal vez no en 2012 pero sí en 2018. Él mismo echó por la borda su futuro político. En fechas recientes, Pemex acusó a César Nava de conspirar para evitar el cobro de un cheque por 102 millones de dólares y que la demanda de Pemex contra Conproca (un consorcio formado por la coreana SK Engineering y la alemana Siemens) no prosperara.

 

El golpe mediático, independientemente de si trae consecuencias penales contra Nava, tiene mucho que ver con el amiguismo de Calderón. Mientras Ernesto Cordero insiste en cuestionar el Pacto por México, Gustavo Madero sale de éste y luego renegocia su regreso. Al mismo tiempo, Felipe Calderón comienza a tener un rol más activo en su cuenta de twitter.

 

Si la denuncia contra Nava tiene trasfondo político, pareciera que en este momento el gobierno federal se siente más cómodo negociando con Madero que con los calderonistas. Y en cualquiera de los casos, Nava se convierte en un símbolo de la corrupción calderonista. Aunque claro, también existe la posibilidad de que Nava se convierta en un arma de negociación con el yunquismo, que en reconocimiento a su padre opte por defenderlo y a su vez respaldar reformas estratégicas para este gobierno.