WASHINGTON. Douglas Shulman, quien dirigía el servicio de recaudación de impuestos (IRS) cuando éste realizó un excesivo escrutinio a grupos conservadores, negó toda responsabilidad en el escándalo y aseguró que casi no recibió información del caso. En su primera comparecencia pública sobre el tema, el ex director del IRS hasta noviembre, fue duramente cuestionado por los miembros del Comité de Finanzas del Senado, que esperaban una disculpa que Shulman se resistió a ofrecer.
“No soy responsable de la creación de una lista que contenía criterios inadecuados”, dijo Shulman cuando el senador republicano John Cornyn le preguntó si asumía la responsabilidad última del suceso. “El informe del inspector general del IRS me entristeció profundamente. No toqué ningún caso individual. Esto ocurrió bajo mi supervisión y por supuesto lamento que ocurriera”, matizó.
Cornyn replicó que esa explicación “no suena a disculpa”, algo que muchos senadores esperaban de Shulman por las prácticas del IRS contra grupos cuyos nombres incluían palabras como tea party o patriota y que solicitaron una exención de impuestos. Shulman aseguró que se hizo público el informe del inspector general que reveló el escándalo, no tenía “todos los datos” al respecto.
El ex jefe del IRS insistió en que la agencia tiene una labor “extremadamente difícil” porque gestiona tareas relacionadas con organizaciones políticas y se encarga de recaudar impuestos, y pidió al Congreso que actúe para aliviar su carga de trabajo, que “en parte” explica el problema.
Su testimonio no pareció convencer a un panel de senadores visiblemente irritado por la falta de respuestas en torno a quién fue el responsable de las prácticas, y que se negaron a aceptar la versión de IRS de que no hubo motivación política detrás de las mismas. “No podemos concluir que esto no estuvo políticamente motivado porque ni siquiera sabemos quién tomó la decisión”, señaló el senador republicano Pat Toomey.
También testificó Steven Miller, que vivía su último día como director en funciones después de que Obama forzara su renuncia la semana pasada, y quien, al contrario que Shulman, se disculpó en numerosas ocasiones por el escándalo. EFE
Para Bernstein el espionaje a AP no es un “Watergate”
BUDAPEST. El periodista estadunidense Carl Bernstein considera “inaceptable” que el gobierno de EU recopilase de forma secreta registros telefónicos de reporteros de Associated Press (AP), pero opina que este escándalo no es un “Watergate”. “Es inaceptable que el gobierno quiera intimidar a aquellos que quieran hablar con los periodistas”, aseguró el periodista en un coloquio con el público, que sirvió para clausurar un festival de Budapest.
El reputado periodista, que junto con Bob Woodward destapó el caso “Watergate”, que le costó la presidencia a Richard Nixon en 1974, agregó que aunque el gobierno y la justicia “tienen derecho de investigar”, el caso es “indignante”. Aun así, rechazó las comparaciones con el “Watergate”, ya que en este caso no se produjo una práctica ilegal, aunque sí reprochable. En su opinión, “la atmósfera política en su país está contaminada” porque “los republicanos hacen todo para debilitar” al presidente Barack Obama.
La agencia de noticias estadunidense denunció el lunes en una carta al Departamento de Justicia el “intrusismo sin precedentes” de las autoridades federales por almacenar de manera secreta dos meses de registros telefónicos de sus reporteros y oficinas. Por otro lado, Bernstein, que escribió en 2008 un libro sobre Hillary Clinton, dijo que “es posible” que ella se postule otra vez a la candidatura presidencial demócrata.