Juan Ignacio Zavala, panista y cuñado del ex presidente Felipe Calderón, acusó al líder de su partido, Gustavo Madero, de tener un “entreguismo sin límite” al gobierno de Enrique Peña Nieto e incluso tener una dependencia política y emocional hacia el mandatario.
En su columna “Autonomía relativa” publicada en el periódico Milenio, titulada “Rebanadas de PAN”, el también ex vocero de campaña de Josefina Vázquez Mota, critica a Madero por haber removido a Ernesto Cordero de la coordinación de los senadores albiazules y lo acusa de “prenderle fuego al partido sin importarle los costos”.
“Madero ha demostrado una abyección y un entreguismo sin límite. Tiene una dependencia política y hasta emocional del Presidente. Solo se le ve contento al lado de Peña. De otra forma, aparece nervioso en entrevistas y declaraciones”
“Es curioso”, dice, que después de las elecciones presidenciales del 2012, “mientras algunos de los entonces actores del PAN reconocíamos que Peña había ganado las elecciones, Madero tomó la mano del PRD y se fue a denunciar los ‘billetazos’ y cosas por el estilo. Al primer día de gobierno reapareció junto con Zambrano, pero también con Peña para entrar en una convivencia de la que confiesa que el Presidente lo ‘ha cautivado'”.
Asimismo, Zavala justifica los acuerdos que llevó a cabo el PAN con el PRI en épocas pasadas, en especial a partir del gobierno de Carlos Salinas de Gortari.
“Debo decir que siempre me he sentido orgulloso de pertenecer a un partido que no solo supo negociar su propia agenda —que representaba la de sus electores—, sino también poner el bien del país por encima de otras aspiraciones legítimas como partido. Un partido que daba la cara de lo que hacía y que, sin importar las críticas, siempre supo salir adelante”.
Después de eso, afirma, “algo nos pasó en los gobiernos, que nos estancamos como partido, repetimos mañas y prácticas que eran patente de otro partido; nunca supimos cómo tratar al Presidente en turno”.
Zavala critica la actitud de Madero quien ha “dejado deslizar anónimamente” que Felipe Calderón lo trataba muy mal y que Enrique Peña Nieto lo trata muy bien. “Pues qué pena si es cierto”, le responde: “No se trata de cambiar de collar, sino de dejar de ser perro”.
Reprocha también, que hace apenas unas semanas, el líder del PAN, exigiera la remoción de Rosario Robles de su cargo al frente de la Secretaría de Desarrollo Social y que se ejerciera acción penal contra 57 funcionarios.
“Se olvidó pronto de eso y fue por la cabeza de Cordero, su adversario interno. Eso sí pondría contento a Peña y no la cabeza de Robles”.
Madero, afirma, “decidió prender fuego al partido sin importarle los costos. Mejor llevarle a Peña, cual decadente Salomé, la cabeza de Cordero (…) (y) Para colmo, le deja al nuevo coordinador de los senadores un ambiente rasposo y complicado de arreglar, en medio de un proceso electoral adverso al partido en la mayoría de los estados en que habrá comicios”.
“Por lo pronto, gracias a Madero y sus compinches, ya no somos el PRI-AN: esto ya es puro PRI”, concluye.