Es vital eliminar de nuestro guardarropa cualquier prenda que ya no nos quede, esté rota, que no combine con otra, que tenga “seguritos” y que no esté en buenas condiciones. Estas prendas no sólo nos roban la energía, sino que afectan la impresión que los demás tienen de nosotros y nuestra confianza.
Aunque parezca increíble, un típico clóset sigue la regla del 80/20: 80% de la ropa casi NUNCA se usa, mientras sólo 20% se usa de manera regular.
La ropa en tu clóset debe: ser de tu talla actual; tener el corte, forma, tela, color y textura que más te favorecen; expresar tu personalidad y tu estilo, y siempre estar lista para usarse.
Toda la ropa debe quedarte bien, tener los colores correctos, estar limpia, planchada, con botones y dobladillos.
Sugiero dividirlo en áreas para tus distintas actividades.
Saca de tu clóset y de tus cajones la ropa que:
- Te traiga malos recuerdos
- Regalos que nunca te pusiste
- No te queda
- Es muy chica o muy grande
- Todavía tiene el precio
- Necesita repararse (botones, hilos, dobladillos)
- Está fuera de moda
- No te la has puesto en los últimos dos años
- Está decolorada o manchada
- No sabes si todavía te queda y nunca te la pruebas para averiguar
Ver este tipo de ropa nos va a recordar:
- Dinero mal gastado
- Tiempo libre que no tenemos
- Metas que no hemos cumplido (al subir y bajar de peso)
- Regalos inútiles o que no queríamos
- Errores que hemos cometido en las compras
- Incluso nos transportarán con un vistazo a momentos que nos traen malos recuerdos
Separa lo que NO vas a regresar a tu clóset:
Puedes crear una caja donde pongas la ropa que no usas, pero que te trae buenos recuerdos. Prendas que puedes reparar tú mismo. Prendas para planchar. Prendas que van al sastre. Prendas que van a la tintorería. Prendas que se van a donar. Algunas prendas las pueden usar los niños para disfrazarse y divertirse. Calcetines sin par. Medias corridas. Zapatos gastados o que te lastiman. Ropa interior vieja que ya perdió su forma. Cualquier cosa que esté rota, manchada o que perdió elasticidad. Cualquier cosa que pellizque, se suba o apriete, que su material raspe o pique. Lo que no se te vea bien o no te favorezca. Colores disparejos, descoloridos o pasados de moda. Cualquier cosa que no quieras tomarte el tiempo de probártela. “Huérfanos”, es decir, todas aquellas prendas que nunca han combinado con nada de lo que tienes.
Ya sacado todo aquello que no necesitas, acomoda tu clóset con:
Todo lo que SÍ te queda. Todas las telas que te sienten bien. Todo debe de estar planchado y libre de olores. Revisa que las prendas tengan suficiente espacio para sentarte, pararte, alcanzar algo y caminar. Que los cierres funcionen y todos los botones estén puestos. Revisa los dobladillos y procura que la ropa esté colgada en buenos ganchos.
Es recomendable que dividas tu clóset en secciones por tipo de prenda:
Blusas / Faldas / Pantalones / Vestidos
Usa repisas en lugar de ganchos para las prendas delicadas que se resbalan. Los suéteres y prendas de punto dóblalos, ya que colgados pierden su forma.
Usa cajones para trajes de baño, ropa deportiva, ropa para pasatiempos (jardín, carpintería, pintura, etcétera), ropa de estar en casa, ropa interior, ropa de dormir, calcetines y medias.
Objetos pequeños, como cinturones y corbatas puedes colocarlos en percheros, así no te roban mucho espacio.
Cuida tu ropa dejando espacio entre ella ya que de esta manera se podrá ventilar de los olores corporales y localizarás fácilmente lo que te vas a poner. Con el tiempo, la ropa muy apretada puede perder su forma o arrugarse. Abrocha por lo menos el primer botón de tus camisas, sacos o vestidos para que su forma original se mantenga intacta. Quita la bolsa de plástico de la tintorería y cambia el gancho para que respire otra vez la ropa.
Tener tu clóset organizado te ahorrará tiempo al vestir y te ayudará a salir de casa más rápido y de mejor humor.