“Menos sal, más salud”, es la campaña con la que el gobierno del Distrito Federal promueve el retiro de saleros de las mesas de todos los restaurantes.
Gran medida, pues en México consumimos demasiado sodio y es crucial que entendamos el daño que esto supone para el organismo. Su exceso en la dieta eleva la presión arterial exigiéndole al corazón que trabaje más. Consecuentemente, incrementa el riesgo de derrames cerebrales, enfermedades cardiacas y renales. Al reducir las cantidades de sal en nuestra dieta la presión arterial se normaliza disminuyendo el peligro de tales padecimientos.
Un estudio reciente demostró que el alza de 1,000 mg en el consumo de sal en menores de edad con sobrepeso, multiplica el riesgo de hipertensión hasta en 74%. Es muy probable que la presión arterial elevada durante esta etapa perdure durante la vida, es decir, en plena infancia podemos condenarnos a peores condiciones de salud.
¿Cuántas cucharitas de sal cree usted que consume al día? Seguramente no se lo ha preguntado nunca y lo más probable es que ingiera más de lo sugerido. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda una ingesta menor o igual a una cucharadita de sal diaria (2,300 mg); sin embargo, en México se estima que comemos el doble de dicha porción en cada jornada. Un ejemplo claro es la pizza: imagine que sólo dos rebanadas cubren el requerimiento diario de sal en nuestra dieta (760 mg de sal por pieza).
No nacemos con el gusto a la sal, sino que nuestro paladar lo adquiere; es uno más de los patrones que los hijos copian inconscientemente a sus padres. Si nos lo proponemos, podemos disminuirlo y al cabo de unas semanas nos acostumbraremos a menores cantidades sin que la comida pierda sabor.
Es claro que al quitar los saleros de la mesa el consumo de sal baja en la dieta pero tenemos que ir más allá. Más del 70% de la sal que entra al cuerpo, se encuentra en la comida ingerida en restaurantes y en alimentos procesados como embutidos, enlatados, quesos y fiambres. Sería ideal que los fabricantes redujeran el contendido de sodio en sus productos. Apenas 11% del sodio presente en nuestra dieta es el utilizado en casa.
Eliminar la sal de nuestra dieta por completo tampoco sería lo indicado pues la necesitamos para un correcto funcionamiento de músculos, nervios y órganos, así como para mantener los fluidos del cuerpo equilibrados.
¿Cómo disminuir el consumo de sal en su dieta y en la de su familia?
• Comience por leer las etiquetas de información nutricional cuando vaya al supermercado. Si el por ciento del valor diario es menos o igual a 5% (115 mg), el producto tiene bajo contenido de sal; si llega a 20% (460 mg) modérese.
• Evite añadir más sal de la que ya contienen los alimentos salidos de la cocina.
• Sustituya la sal, el consomé de pollo y el puré de tomate por hierbas y especias tales como pimienta, cilantro, comino o menta al momento de preparar alimentos.
• Cuando tome un snack, escoja alimentos con bajo o nulo contenido de sal como nueces, semillas, frutas y verduras en lugar de galletas, papas, dulces, o quesos.
El gobierno capitalino ha dado un primer paso, pero de nada sirve si usted no da los siguientes. Acostúmbrese a comer igual de bien, pero sin someter a su organismo a riesgos tan evitables.
Añade vida a tu nutrición.