Comer sal es malo. Al menos eso nos han dicho los últimos 15 0 20 años. Sube la presión, retiene líquidos, empeora condiciones cardíacas y todo lo malo imaginable. Sin embargo, esa concepción podría empezar a cambiar.

 

En un reciente reporte hecho por un grupo de expertos encomendado por el gobierno de Estados Unidos, se estable que no hay razones evidentes para asegurar que la reducción en el consumo de sal recomendado por todas las dietas nutricionales esté relacionado con una mejor salud.

 

Estos niveles de consumo recomendados por los médicos que oscilan en los mil 500 miligramos de sodio al día, algo así como media cucharadita de sal, supuestamente disminuirían y prevendrían los riesgos ataques cardíacos o los los índices de personas con presión alta, diabetes o enfermedades en el hígado, que en total sumarían la mitad de la población norteamericana.

 

El comité integrado por expertos del Instituto de Medicina del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, dijo que no hay porqué consumir menos de dos mil 300 miligramos al día, poco menos de una cucharadita de té. El grupo examinó la evidencia basándose en el último reporte de este tipo hecho en 2005.

 

El Dr. Brian L. Strom, quien dirigió el estudio, aseguró que aunque la gente en efecto no debe consumir mucha sal, los datos acerca de los beneficios de no consumirla o consumir pequeñas cantidades no son relevantes para la salud.

 

Hasta el año 2006, casi todos los estudios al respecto, aseguraban que el bajo consumo de sal ayudaba en condiciones como la presión arterial o en personas con condiciones cardíacas. De hecho, se llegó a calcular en algunos de ellos, cuantas vidas se hubiera salvado si la gente hubiese consumido menos de este producto.

 

Algunos expertos incluso han asegurado que hay consecuencias psicológicas acerca de las consecuencias del bajo consumo de sodio. Médicos del Colegio Einstein de Médicina aseguran que mientras esta sustancia disminuye en el organismo, los niveles de trigliceridos, la resistencia de la insulina incrementa y la actividad del sistema nervioso simpático también crece. Y eso, también causa problemas cardíacos.

 

El estudio, presentado apenas este mes, ha causado sorpresa entre los miembros de la comunidad científica y mientras algunos lo han apoyado, otros, lo han criticado duramente, por lo que habrá que esperar nuevos descubrimientos y los nuevos lineamientos dieteticos por parte de la sanidad estadunidense, a publicarse hasta el 2015.