Ser dueño de un equipo de futbol soccer en México es un símbolo de estatus, más que un negocio rentable que haga crecer la fortuna de los empresarios que presumen desde su palco tener el control de los 11 atletas que corren en el pasto, y el resto que los mira desde la banca.

“El futbol no es negocio, a pesar de contar con los suficientes patrocinadores”, dice Valentín Diez Modoro, presidente del Club de Futbol Toluca.

 

“Los niveles de ingresos son insuficientes frente a todos los egresos que representan las nóminas y demás gastos de mantenimiento de estadios y todo lo demás”, explica a 24 HORAS.

 

Sin embargo, el empresario descarta que vaya poner a la venta a los diablos rojos del Toluca.

 

“No está a la venta… eso sigue, pues es un legado de mi padre y hay que continuarlo. Ahora estamos de malas, pero pronto nos vamos a levantar”, enfatiza el también vicepresidente de Aeroméxico.

 

A pesar del mal paso de varios equipos de futbol. En la última década, la cervecera Grupo Modelo, Grupo Pachuca, la casa de apuestas como Caliente y firmas como Omnilife, construyeron sus nuevos estadios de futbol, y le dieron una nueva cara a sus espacios deportivos, con la inclusión de restaurantes, museos, zonas interactivas, entre otras cosas.

 

Actualmente, la refresquera Femsa levanta el Estadio Internacional de Monterrey, cuya inversión asciende a los dos mil millones de pesos.

 

Además, en mayo de 2012, Ricardo Sheffield, entonces alcalde de León, Guanajuato, anunció que construirán un centro de convenciones y el nuevo estadio para los Panzas Verdes de León en un predio donado por el gobierno federal.

 

“Los equipos de norte tienen una posición financiera sana, porque tienen ingresos por publicidad y son de los pocos que tienen vendidos sus abonos para toda la temporada”, dice Miguel España, director técnico del equipo de soccer del Tec de Monterrey, Campus Ciudad de México.

 

“Evidentemente hay plazas en las que sí fueron una gran novedad los equipos de futbol, sin embargo, en los últimos meses se han vistos pobres entradas”, recuerda el ex futbolista.

 

Por ejemplo, dice que por varios años Televisa ofrecía al mejor postor al San Luis y al Necaxa, porque no le era fácil mantener tres equipos y vivían situaciones que no les beneficiaban.

 

EL NUEVO

 

Amado Omar Yáñez, dueño del Querétaro, quien dirige la empresa Oceanografía, que le vende servicios de transporte marítimo a Petróleos Mexicanos (Pemex), es uno de los nuevos rostros del futbol mexicano.

 

Hace unos días, Alberto Botello Reed, Presidente de Grupo Interticket, quien era propietario mayoritario de los Jaguares de Chiapas, dijo que transfirió el equipo a Yáñez.

 

El dueño de Oceanografía adquirió la franquicia para llevar nuevamente al Querétaro a primera división, luego de su descenso.

 

Yáñez también controla a los Delfines de Ciudad del Carmen, de primera división A. En total, tiene ahora tres equipos.

 

Oceanografía es una empresa que ofrece servicios en el Golfo de México para la industria petrolera, cuenta con más de 40 años de experiencia trabajando para Petróleos Mexicanos y otras empresas.

 

La firma tiene la mayor flota de bandera mexicana para la prestación de servicios al sector petrolero, pues está integrada por decenas de embarcaciones, valuadas en millones de dólares.

 

EL POLÍTICO

 

El sábado 18 de mayo de 2013 fue un día de mucha felicidad para el político veracruzano Fidel Kuri Grajales, porque los Reboceros de la Piedad ascendieron a la Liga MX.

 

“Estoy muy contento, agradecido con el equipo, con todos los que hicieron posible este gran momento”, dijo el político tras el encuentro final entre los Reboceros y Toros Neza. Uno solamente subía a primera división.

 

El ex diputado federal del PRI por Orizaba junto a su hijo Fidel Kuri Mústieles presumían el trofeo que los coloca entre los dueños de las más importantes cementeras, televisoras, cerveceras, refresqueras, casas de apuestas y constructoras de este país que juegan en el balompié mexicano.

 

Su equipo, que estaba valuado en tres millones de euros, al ganarle a los de Neza se cotizó de inmediato en 10 millones de euros.

 

Ganaron fama y más de siete millones de dólares gracias a los goles.

 

Además, lograron llevarse a los Reboceros al puerto jarocho, luego de este logro. Se llamarán los Tiburones Rojos, como el equipo emblemático de Veracruz que desapareció. Es decir, compraron un lugar entre los grandes.