Ni de Jesús, o los 10 mandamientos, tampoco de Rousseau o Nietzche; tampoco de los poetas ni de los artistas; la moral viene de los monos, según afirma el primatólogo y neodarwinista Frans de Waal, en su libro “El bonobo y el ateo”.

 

¿Somos unos primates humanizados? En el texto el especialista plantea una nueva tesis, no sin cierto matiz polémico, pues asegura que la moral del hombre tiene un pasado evolutivo ligado al comportamiento social, no religioso ni filosófico, como lo pueden asegurar los más letrados.

 

Con más de 40 años de observación de primates, De Waal, desde un apostura de la psicología evolutiva, cree que lo que los seres humanos entendemos por moral está más cerca del comportamiento social de los simios que de una imposición divina o una decisión filosófica.

 

Es decir para el primatólogo la moral no es impuesta ni por una divinidad ni por preceptos filosóficos, sino que es innata al comportamiento social humano, y que ésta no es exclusiva de nuestra especia, sino que viene dentro del “paquete social” que se encuentra en otros animales como nuestros ancestros los primates.

 

“Muchos de los patrones que consideramos ‘morales’ vienen de la evolución de las especies”, declaró De Waal a BBC Mundo.

 

 

En su libro, De Waal señala que los dos pilares de la moral: reciprocidad y justicia, y empatía y compasión, no son exclusivos de los humanos, sino que están presentes en el comportamiento social de los simios.

 

Pero en verdad “¿Hemos heredado de tales ancestros algo más que las ansias maquiavélicas de poder y esa violenta territorialidad?”, se pregunta en su columna publicada en el Nuevo Diario de Nicaragua, Guillermo Díaz Talavera, quien es médico cirujano y escribe sobre temas de ciencia y medicina.

 

Tras hacerse tal cuestión, él mismo se responde: “De Waal pretende determinar que hay una moral evolutiva surgida de experimentos con chimpancés que responden a estímulos premio-castigo, reflejando una tendencia pro-social: empatía, reconciliación, altruismo recíproco, consolación y sentido de equidad primarias. De esto deduce que se puede crear moral de abajo hacia arriba sin involucrar a Dios y religión”.

 

Pero es escéptico de la tesis de De Waal y añade que el autor tiene un error que “consiste en restringir los pilares de la moral humana a la reciprocidad básica y empatía protomoral observada en experimentos animales”.

 

“Eso lo deja ante una reducida posición socio-biológica: un determinismo genético especulativo. ¿Qué conducta es innata o aprendida? La moral en los seres humanos es más complicada y confinarla a esos resultados es erróneo”, añade.

 

Y es que De Waal distingue dos grados de moralidad en el comportamiento de estos animales. El primero, denominado moral “uno a uno”, tiene que ver con cómo un individuo espera ser tratado.

 

Los estudios del primatólogo han comprobado que chimpancés y bonobos respetan el concepto de propiedad y tratan a sus pares según la escala de jerarquía pero ¿un comportamiento social de respeto necesariamente se vuelve moral?

 

La clave radica en que estos primates esperan que se les respete y sean tratados según su grado jerárquico. Como animales sociales, muestran gratitud e incluso pueden tomar venganza, dependiendo del comportamiento de otros hacia ellos.

 

El segundo grado de moralidad se denomina “preocupación social” y tiene relación con un concepto más abstracto, que involucra el sentido de armonía de la comunidad en que se desenvuelven.

 

Los simios muestran ciertas formas de reconocimiento de este grado de moralidad al compartir su comida, tranquilizar a sus vecinos o incluso intervenir en peleas de terceros para evitar enfrentamientos en la comunidad.

 

En una charla previa a la presentación del libro, De Waal afirmó que lo que más llamó su atención fue que los primates buscaban una reconciliación tras haber protagonizado una pelea.

 

 

“El principio es que tienes relaciones valiosas que resultan dañadas por el conflicto, por lo que tienes que hacer algo al respecto”, explicó.

 

“Los seres humanos tenemos todo tipo de intereses egoístas y conflictos individuales que necesitamos resolver para lograr una sociedad cooperativa. Por eso es que tenemos moral, y las abejas u hormigas no”, abundó el especialista.

 

Tesis que no contenta

 

Según el mismo De Waal sus hipótesis sobre el origen de la moral humano y su relación con los primates, no ha sido recibida con agrado ni por filósofos, ni antropólogos y hasta economistas se unieron al bloque de rechazo.

 

“Ellos decidieron en su mente que la justicia es un concepto muy complejo y que los animales no pueden tenerlo. Hubo un filósofo incluso que nos escribió quejándose de que era imposible que los monos tuvieran un sentido de equidad, ya que la equidad era un concepto inventado durante la Revolución Francesa”, relató el científico en su charla previo al lanzamiento de su libro.

 

En cuanto a los religiosos, el primatólogo dedicó un capítulo completo al ateísmo.”Estoy por un rol reducido de la religión, con menos foco en Dios todopoderoso y más foco en la potencialidad humana”.

 

Personajes del ateísmo como Myers y AC Grayling han criticado duramente el libro, molestos no sólo porque De Waal es un científico que no “demoniza” la religión, sino que además critica al ateísmo, advirtiendo sobre los peligros de convertirlo en un dogma tan fuerte como la propia religión.

 

“Si dios existe es una preguntainteresante, pero no es la pregunta de mi libro y tampoco es una pregunta que un científico va a poder contestar”, concluye. (Con información de BBC)