Las campañas en contra de la reforma educativa han reducido el respaldo social en al menos 36 puntos porcentuales y, por el contrario, quintuplicado el rechazo a su instrumentación.
Los niveles de aprobación descendieron de 89 por ciento en marzo a 53 por ciento en mayo, revela una encuesta levantada por el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (CESOP) de la Cámara de Diputados.
Mientras tanto, el rechazo inicialmente era de cinco por ciento, pero con las acciones de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), varias de ellas violentas como se vio en Guerrero y rechazadas en prácticamente todo el país, se ha incrementado a 27 por ciento.
Estas mermas a las modificaciones constitucionales se dan pese a la creencia mayoritaria de los beneficios que acarreará en la educación básica del país. Sólo 22 por ciento de los entrevistados cree que la enseñanza podría empeorar y diez por ciento que se mantendrá con las actuales características.
Sobre las diversas manifestaciones que realizaron los maestros ante estas reformas constitucionales, la encuesta reporta que 55 por ciento de los ciudadanos se manifestó como “muy en desacuerdo” con este tipo de reclamos de los mentores.
Con base en las respuestas de los entrevistados, que superó las nueve mil llamadas telefónicas, se establece que 66 por ciento de los mexicanos consideran que la educación pública realmente no es gratuita.
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