ANKARA, Turquía. El viceprimer ministro de Turquía pidió disculpas hoy por la violenta represión del gobierno contra una protesta ambientalista, en un intento por aliviar las jornadas de manifestaciones antigubernamentales en las principales ciudades del país.

 

Sin embargo, el mensaje fue de algún modo contradictorio en momentos en que cientos de policías antidisturbios fueron desplegados con cañones de agua alrededor de la oficina del primer ministro en Ankara, la capital.

 

Bulent Arinc, quien asume las funciones del primer ministro mientras este se encuentra fuera del país, dijo que la represión fue «equivocada e injusta».

 

«En esa primera acción (de protesta), la excesiva violencia ejercida contra las personas que se movilizaban debido a sus preocupaciones ambientales fue equivocada e injusta», dijo Arinc. «Pido disculpas a los ciudadanos».

 

Arinc dijo que no tenía información sobre los informes de que policías antidisturbios habían borrado los números en sus cascos, o pintado encima, para que la gente no pueda reportarlos en caso de abusos.

 

Guler, el ministro del Interior, dijo que los manifestantes habían destruido cámaras de seguridad alrededor de Taksim y el vandalismo haría más difícil para el gobierno detectar abusos policiales e identificar a los autores.

 

La Asociación Turca de Derechos Humanos dijo que unas 3 mil 300 personas fueron detenidas en todo el país durante los cuatro días de protesta, aunque la mayoría fue liberada desde entonces. Por lo menos mil 300 personas resultaron heridas, según el grupo, aunque añadió que la cifra podría ser mayor.

 

Movilizaciones son minoría marginal: Endorgan en Marruecos

  

Pero el impacto de su declaración no estaba claro. El primer ministro Recep Tayyip Erdogan, de visita en Marruecos, Argelia y Túnez, desestimó anteriores declaraciones de sus ministros y presentó a los manifestantes como una minoría marginal agitada por la oposición.

 

Miles de personas, en su mayoría turcos de mentalidad secular, se unieron a las manifestaciones antigubernamentales en todo el país desde el viernes, cuando la policía cargó antes del amanecer contra una sentada pacífica en protesta contra la tala de árboles en la Plaza Taksim de Estambul.

 

Desde entonces, las manifestaciones se han transformado en la mayor protesta antigubernamental en años y se han extendido a muchas de las principales ciudades.

 

La historia

Miles de personas se manifestaban en la plaza el martes por la noche. Muchas de las calles que desembocan en ella eran bloqueadas por las barricadas que los manifestantes han construido con contenedores de basura volcados, barandas metálicas y vehículos dañados para mantener alejada a la policía.

 

En un momento, cerca del consulado alemán, la policía disparó gases lacrimógenos a varios cientos de manifestantes que arrojaban ladrillos a los oficiales.

 

Un joven de 22 años murió durante una protesta antigubernamental en una ciudad cerca de la frontera con Siria, y las autoridades ofrecieron versiones contradictorias sobre la causa del fallecimiento.

 

La policía ha sido acusada de utilizar una fuerza desproporcionada al tratar de disolver las manifestaciones. En un bullicioso debate en el Parlamento, el ministro del Interior Muammer Guler defendió el uso de gas lacrimógeno contra los manifestantes que intentan llegar a los edificios del gobierno.

 

«¿Deberíamos haber permitido que marcharan y se apoderaran del Parlamento?», se preguntó. «No nos podemos dar el lujo de permitir los actos ilegales y nunca nos podremos dar ese lujo».