Franca la carcajada, con el rostro enrojecido Andrés Granier Melo se detuvo al escuchar la frase y adelantó su plagio:

 

— “¡Nos vamos, el daño está hecho!” Buenísima frase, te la robo. ¡Buenísima!, la hago mía. ¡El daño está hecho!”

 

Estábamos en un pasillo del hotel Viva, aquel lunes 16 de octubre del año 2006. Granier convocó a desayunar a reporteros locales y enviados de la ciudad de México a la cobertura de la elección de gobernador, celebrada un día antes.

 

Granier Melo ya sumaba más de dos décadas como priista distinguido, por el PRI había sido funcionario del gobierno de Roberto Madrazo, por el PRI había sido presidente municipal del Centro, es decir, de Villahermosa.

 

Y ese lunes 16 de octubre comenzaba a festejar el triunfo sobre su principal contrincante: César Raúl Ojeda, a quien había vencido en las urnas con 51.7 por ciento de sufragios.

 

Granier se encontró de frente con dos reporteros. Uno lo había acompañado en una etapa de su campaña por el sur del estado y lo reconoció.

 

—¡Qué tal! —, saludó el candidato triunfante.

 

—Buenos días gobernador—, respondió el reportero y provocó la sonrisa de Granier con el cargo que le sería reconocido cuatro días después por la autoridad electoral estatal.

 

—¿No se quedan a desayunar?

 

—Nos vamos, al fin el daño está hecho—, dijo el reportero.

 

—Buenísima frase, te la robo; ¡buenísima!, la hago mía. ¡El daño está hecho!—repitió y soltó la carcajada.