Peng Liyuan está lejos del estereotipo occidental de Primera Dama. Hasta noviembre de 2012 ella había sido más fotografiada, más entrevistada, más imitada y admirada en su país que su esposo: Xi Jinping, actual presidente de la República Popular de China (RPCH). Desde los 18 años Peng decidió que la suya sería una vida de acción y se incorporó como soldado raso al Ejército de Liberación Popular (ELP). Fue asignada al frente en plena pugna fronteriza con Vietnam y ahí comenzó su interés en la música.
En 1980 Peng se convirtió en la primera mujer en obtener la maestría en música étnica tradicional que más tarde la condujo a la escena pública. Artista conocida y apreciada entre la mayoría de los mil 300 millones de habitantes de China. Peng Liyuan articula su trabajo artístico con el de decana de la Academia de Arte del ELP -adonde ostenta un rango civil equivalente al de Mayor General-. Ese protagonismo atrajo la atención de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que en 2011 la designó embajadora de buena voluntad.
Peng Liyuan y Xi Jinping se casaron hace 25 años, en 1987, y son padres de la joven de 22 años Xi Mingzse, que estudia en Harvard bajo un seudónimo para mantener bajo perfil, en contraste con los hijos de otros miembros del Partido Comunista Chino.
De la relación entre Peng y Xi de vez en cuando la prensa occidental afirma que hay desavenencias que no confirma. Es claro que Peng Liyuan no es Raisa Gorvachov, – a quien Occidente adoptó en pleno deshielo de la relación entre la Unión Soviética y Estados Unidos- y tampoco es Michelle Obama. Por sí misma, la segunda esposa del líder chino bien merece gran atención pues su vida combina dos atributos importantes: representante de la cultura china y de representante de un país protagonista del siglo XXI.