Congresos estatales en todo el país dirán no a la propuesta de reforma electoral que presupone la creación de un Instituto Nacional Electoral (INE). Es muy clara la razón de esa negativa: desaparecerían los institutos electorales estatales y los tribunales electorales estatales y la responsabilidad y coordinación en cada una de las entidades de sus procesos de elección, lo que significa que el Pacto federal quedaría bailando mambo, porque se fracturaría.

 

El Legislativo federal deberá estudiar la reforma con mucho cuidado y buscar no impactar en un tema que puede costarle a todos una seria advertencia: que esto sigue siendo una República, federal, representativa, con la soberanía de cada una de sus partes, a pesar de todo.

 

Cada estado cuenta con su soberanía a salvo, cede parte de ella al ámbito federal, aunque, aclarando: “las facultades que no están expresamente otorgadas a la federación, son reservadas a los estados”, y este es el caso.

 

Si el Congreso federal aprueba la reforma, luego deberá someterla a la consideración de los congresos estatales para conseguir una mayoría necesaria para su promulgación.

 

Pero los congresos estatales ya se aprestan a tocar los tambores de guerra para defender su posición, que no necesariamente es la de los gobernadores de cada entidad a quienes va dirigida esta reforma porque se les quieren quitar las atribuciones, y los chanchullos electorales a los que están acostumbrados y para que dejen de meter la mano en donde no deben; son ellos los que manipulan a los vocales ejecutivos estatales quienes, hoy, sólo responden a “su jefe”.

 

Y a pesar de que tanto el PRI como el PAN y el PRD firmaron el documento de Chapultepec en diciembre de 2012 y de que todo está encaminado para lanzar la reforma al ruedo, aun así los congresos estatales dirán un “no”, enfático… Y esto será un fracaso del famoso Pacto y del gobierno del señor Enrique Peña Nieto.

 

Si bien lo que se quiere es suplir al Instituto Federal Electoral (IFE) con el INE, en el camino se tendrá que considerar el tema de la  operatividad: Otorgarle una encomienda de tal magnitud a una sola institución nacional electoral es centralismo y también desconocimiento de los procedimientos electorales, que son complicados y requieren la participación de especialistas.

 

Al IFE se le cambiaría el nombre, pero seguiría siendo de otro modo lo mismo, y para llevar a cabo lo estatal tendría que apoyarse en las estructuras que ya existen y que pasarían a ser de su cuerda en tanto coordinación y subordinación y presupuesto.

 

Y, para que esto sea, antes también se tendrán que modificar las leyes federales y locales para homologar lo que aplica en cada entidad para el caso. Se tendrían que reformar la Constitución, el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe) las 32 constituciones estatales y los códigos electorales.

 

Y si aun así obtuviera mayoría de congresos estatales, lo único que ocurrirá es el reforzamiento de un fenómeno antidemocrático, pueril y sanguinario: El predominio de los partidos políticos en estas instituciones.

 

Así se le quitaría todo el poder y la gloria a los gobernadores estatales pero pasaría, de pleno, al de los partidos políticos que han hecho de las instituciones electorales un espacio de su propiedad en donde predomina su dicho, contiene cuotas de poder a través de consejeros y magistrados de su coloratura que obedecen y callan; un lugar en donde reparten chambas, recomiendan haraganes y todo lo facturan: Esto es lo que hay que cambiar, también ¿O no es así, señor Miguel Ángel Osorio Chong? secretario de la Gobernación que es.

 

La democracia en México es extremadamente onerosa para todos nosotros: tan sólo en 2013 el IFE y los institutos locales recibirán 17,750 millones de pesos. En 2012, tan sólo el IFE recibió más de 15 mil millones de pesos para organizar elecciones de diputados, senadores y presidencial.

 

La tendencia electoral en México, si se cree democrático, es precisamente la de la consolidación de la democracia y, en consecuencia de lo electoral, lo que hará innecesaria la existencia del IFE y los Institutos y los Tribunales, para centrarse en la organización y vigilancia de elecciones en los mismos términos de lo que ocurre en democracias consolidadas. jhsantiago@prodigy.net.mx Twitter: @joelhsantiago