Por muchos años, La Prosperidad fue icono de estas instituciones en la capital yucateca. Cualquier viaje a Mérida, fuera de vacaciones o de trabajo, obligaba a por lo menos una parada en este sitio, donde los panuchos y los salbutes, así como el venado, la cochinita pibil y el relleno negro enmarcaban las emotivas tertulias de locales y foráneos, sin faltar desde luego las respectivas rondas de chelas bien frías, al tiempo que el mesero llegaba con más y más platillos, sin poner demasiada mesura en el tamaño de las porciones.
“Mi abuelo era un devoto de la calidad y de los buenos ingredientes. Le gustaba servir lo mejor, y bien hecho; ya que sabía lo importante que era que la gente probara lo mejor de la cocina yucateca; sobre todo porque los de aquí somos muy exigentes con las tradiciones, y los visitantes tienen que llevarse la mejor impresión de lo que se prepara en nuestras cocinas”, expresa el chef David Cetina Medina, continuador de esa mística de servicio, ya no en la barra de La Prosperidad, que cerró hace años, pero sí en La Tradición, restaurante que se ha convertido en referente de los valores culinarios ancestrales, como dice su nombre….
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