WASHINGTON.- Lo que ocurre detrás de los oscuros cristales de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) sólo lo conocen unos pocos, aunque las últimas revelaciones de la prensa permiten entrever lo que para unos es la punta del iceberg.
“Aquí es donde conocen los secretos de verdad”, comentaba el pasado año una diplomática al contemplar desde Fort Meade, Maryland, el centro de operaciones de la NSA, de camino a una audiencia de la corte marcial contra Bradley Manning por el caso WikiLeaks. El soldado, acusado de la mayor filtración de información clasificada de la historia, es juzgado en esa base militar, corazón de la ciberinteligencia de Estados Unidos.
Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, la NSA, que depende del Pentágono y tiene más de 37 mil empleados civiles y militares, obtuvo poderes más amplios para controlar las comunicaciones dentro y fuera de EU y filtrar montañas de datos que permitan un día desmontar un complot terrorista. La mayoría de reglas por las que se rige la más opaca agencia federal estadounidense son en su mayoría secretas y las conocen un puñado de asesores del presidente Barack Obama, legisladores (algunos de ellos han pedido información que les ha sido negada) y jueces en Washington.
La propia existencia de la NSA, creada en 1952 por el presidente Harry Truman, se ocultó por más de 20 años, y pese a la llegada de Obama y su llamado por la transparencia, hoy mantiene poderes tan amplios ahora como en la gestión de George W. Bush. Desde 2008, cuando con gran apoyo bipartidista el Congreso reformó la ley de vigilancia de comunicaciones extranjeras (FISA) para relajar el universo de casos para el control judicial, la NSA creó ya el mayor complejo de análisis de datos digitales conocido.
Tanto es así, que este otoño la NSA espera tener operativo un complejo en el desierto de Utah que ha costado miles de millones de dólares y permitiría procesar y almacenar una cantidad de datos más de cinco veces superior a todo el tráfico anual de internet a nivel mundial, según una investigación de Fox News. El verano pasado, el general Keith Alexander, director de la NSA desde 2005, visitó por primera vez la reunión de hackers más importante de EU, Defcon.
Un correo electrónico, una llamada telefónica o incluso el murmullo de una conversación captada por la vibración de una ventana son algunos de los datos que la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos puede recabar con su maquinaria sofisticada. Su trabajo consiste en utilizar las supercomputadoras más vanguardistas del mundo y posiblemente los sitios de almacenamiento de bases de datos más grandes del planeta para analizar y depurar enormes cantidades de datos.
La información analizada puede haber sido robada de la computadora portátil de un funcionario extranjero por un agente de la CIA, interceptada por un avión espía de la Armada volando cerca de la costa de China, o, como los estadounidenses se enteraron la semana pasada, obtenida de los registros de llamadas telefónicas de Estados Unidos.
Según las recientes revelaciones de medios como The Washington Post o The Guardian, la NSA recopila a diario “metadatos” de llamadas telefónicas en EU, que incluyen números, duración o localización de las llamadas, algo que autoriza un grupo de jueces conocidos como Tribunal FISA por periodos de 90 días.
Además, el programa “top secret” PRISM permite acceder directamente a los servidores de nueve de las mayores empresas de internet, entre ellas Microsoft, Google o Apple, para vigilar mensajes, vídeos o fotos en el extranjero con los que encontrar patrones relacionados con actividades terroristas.
Glosario de un ciberespionaje
PRISM es el acrónimo de: Planning Tool for Resource Integration, Synchronization, and Management (Herramienta de Planeación para la Integración, Sincronización y Administración de Recursos), un programa de datos para reunir y procesar la “inteligencia foránea” que pasa por los servidores estadunidenses. Así lo reconoció en su momento la Administración Bush.
Para el investigador en temas de seguridad nacional Marc Ambinder “PRISM es como la interfase gráfica del usuario (GUI) que permite a un analista observar, cotejar, revisar y cruzar los datos que le provee la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) a partir de su monitoreo a las compañías de internet en Estados Unidos.
Según la declaración del 8 de junio del director de la NSA, James Clapper, del 8, PRISM no debe usarse para “enfocarse directamente contra cualquier ciudadano estadunidense o cualquier otro estadunidense, ni dirigirse intencionalmente contra cualquier persona conocida por estar en los EU. (Agencias)