Las expectativas generadas por la firma de la Reforma Constitucional en Materia de Telecomunicaciones y Competencia Económica se hicieron evidentes desde la mañana, cuando decenas de periodistas comenzaron a hacer fila en las puertas del Museo Tecnológico de la Comisión Federal de Electricidad (MUTEC).
La explanada central de las instalaciones de la CFE dispuso el día de ayer de una carpa para hacer gala de la ocasión y evitar que las inclemencias meteorológicas estropearan el acto.
Debajo de la carpa: el escenario con la mesa presidencial junto con otras 60 sillas vacías que irían ocupando poco a poco secretarios y gobernadores, entre otras figuras políticas, además de los asientos de los invitados.
A mediodía, unos 300 asistentes esperaban el inicio del acto. La gran mayoría de ellos, hombres, que desfilaban vestidos con traje oscuro y corbata, por lo que destacaban los pocos que habían optado por colores claros o llamativos. El azul intenso del traje de Joaquín Vargas, presidente de MVS, lo reafirmó como uno de los focos de atención del acto.
Sin embargo, los nombres que más se escuchaban eran los de Carlos Slim, Emilio Azcárraga y Ricardo Salinas Pliego, aunque finalmente, de los tres, el presidente de Televisa fue el único que hizo presencia en el acto. Azcárraga pasó casi desapercibido entre el resto de asistentes y abandonó el recinto en cuanto concluyó el acto.
Con diez minutos de retraso, el presidente de la República entraba con paso acelerado al acto, después de que el presidente de la CFE, Francisco Rojas Gutiérrez, le hubiera dado la bienvenida al recinto.
Los presidentes del PRD y el PAN, Jesús Zambrano y Gustavo Madero, respectivamente, fueron quienes lograron levantar los murmullos entre el público; el primero, cuando afirmó su preocupación por las actitudes de ciertos gobernadores; el segundo, al afirmar que no es casualidad que los hombres más ricos del país sean “los que ostentan alguna concesión con el Gobierno Federal”.
El discurso con que Peña Nieto cerró el acto se vio marcado por un tono firme y acelerado, pese al optimismo de sus palabras.
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