Al menos tres personas murieron hoy y 315 resultaron heridas por el choque de dos trenes en hora punta al oeste del conurbano bonaerense, un accidente que revivió la tragedia de Once y desató nuevas críticas contra el Gobierno por el precario estado del servicio ferroviario en Argentina.

 

El siniestro ocurrió por causas hasta ahora no determinadas a las 07.07 hora local en la localidad de Castelar, a unos 30 kilómetros de Buenos Aires, cuando una formación que circulaba con destino a Moreno embistió por detrás a otra que estaba parada en las vías.

 

Varios pasajeros relataron que en el momento de la colisión se apagaron las luces y sintieron un estruendo parecido a una explosión, a la que siguieron numerosos gritos y pedidos de auxilio.

 

“Como todavía era de noche fue muy difícil todo y los que teníamos celulares alumbrábamos y había personas atrapadas entre los fierros”, relató Germán Garay, quien viajaba en el último vagón.

 

Equipos de salvamento se desplazaron hasta el lugar del siniestro para rescatar a personas atrapadas en el interior de los vagones, mientras los heridos recibían asistencia médica en una carpa habilitada al lado de la vía o eran evacuados a hospitales de la zona.

 

Tras visitar uno de ellos unas horas más tarde, el ministro argentino de Transporte, Florencio Randazzo, indicó que el número total de heridos en el accidente fue de 315.

 

La dirección provincial de Emergencias Sanitarias informó que de ellos solo 32 permanecen internados, cinco en terapia intensiva, la mayoría con fracturas múltiples, en especial craneoencefálicas, neumotorácicas y en las extremidades inferiores.

 

En una rueda de prensa, Randazzo tildó de “muy grave” la colisión y anunció que el servicio de la línea Sarmiento permanecerá interrumpido durante 24 horas para buscar indicios que permitan determinar “si se pudo evitar” y buscar a los responsables.

 

Una de las pruebas clave para la investigación será la caja negra del tren, que fue puesta a disposición de los peritos para conocer la velocidad a la que circulaba la formación, la distancia del conductor y el frenado, entre otros indicadores, según especificó Randazzo.

 

El titular de la cartera de Transporte desmintió las versiones de delegados sindicales que denunciaban que el tren siniestrado no estaba en condiciones y señaló que “tenía frenos nuevos” y “había sido totalmente reparado”.

 

El Gobierno argentino asumió la gestión de la línea de Sarmiento, tras el accidente ocurrido en la estación de Once, una de las más transitadas de Buenos Aires, en febrero de 2012, que dejó 51 muertos y más de 600 heridos.

 

La fiscalía y el juzgado que investigan el accidente ordenaron la detención de cuatro personas, entre ellas el conductor de la formación, y el secuestro de todo el material fílmico de la zona del siniestro.

 

Según la empresa concesionaria, el conductor se saltó una señal de precaución y tres de peligro antes de colisionar su formación contra otra que se encontraba detenida a unos 300 metros de la estación de Castelar.

 

“De acuerdo al reglamento operativo, ante una señal de peligro el conductor debe detener completamente la formación, situación que no ocurrió”, detalló la empresa en un comunicado.

 

El siniestro revivió entre los argentinos el recuerdo de la tragedia de Once.

 

“Estoy traumatizada. Hoy volvemos a revivir todo el dolor y la incertidumbre de no saber dónde están nuestros familiares”, lamentó Patricia Mazziaco, de nacionalidad boliviana, quien pidió al Gobierno que tome “medidas urgentes para mejorar el servicio”.

 

Mazziaco, quien perdió una prima en la estación de Once, buscaba hoy a su tío, viajero de la formación siniestrada.

 

“Le estamos buscando, no podemos comunicarnos con él”, añadió Mazziaco mientras aguardaba que los funcionarios cruzasen los datos de su hijo con la lista de heridos en los hospitales.

 

“Pintar los trenes y poner los plasmas no soluciona nada”, indicó María Luján Rey, madre de un joven de 20 años fallecido en Once.

 

El titular de la Auditoría General argentina, Leandro Despouy, aseguró hoy que el país se encuentra frente a una “tragedia nacional del transporte”.

 

Despouy, autor de un duro informe de 2008 sobre el estado del servicio ferroviario en Argentina que fue ignorado por el Gobierno, aseguró que “es temerario viajar en tren”.