Cada mes tenemos algo que festejar: enero y Año Nuevo; febrero y San Valentin ; marzo y los comilones de Semana Santa, abril y algún cumpleaños, mayo y el Día de las Madres, y así llegamos a junio con el Día del Padre. A eso añadimos reuniones, bautizos, días festivos, bodas, posadas y más y más compromisos. Faceta maravillosa que muestra la calidez y alegría de nuestra cultura, pero, ¿y las calorías? ¿Cómo impacta este ritmo de celebraciones a nuestra alimentación?
La cantidad de calorías que cada individuo necesita varía según sexo, edad, estatura y activi- dad física. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que, en promedio, la mujer adulta consuma entre mil 500 y dos mil kiloca- lorías al día, al tiempo que un hombre debe estar entre dos mil y dos mil 500 kilocalorías. Partiendo de las cifras diarias sugeridas por la OMS, ¿cuántas calorías cree que ingiere cuando asiste a una de estas parrandas? Ponga- mos como ejemplo un menú nada extraño en una fiesta mexicana:
Por supuesto que no todos comemos todo y que algunos incluso comen mucho más, pero este ejercicio le permitirá hacer su cuenta calórica a consecuencia de una fiesta, que bien podría ser el Día del Padre.
Si decide comer todo lo mencionado ante- riormente, su ingesta de calorías será de 2 mil 350. La mayoría de la gente, hombres y mu- jeres, superará en sólo esa comida todo lo que debía haber consumido a lo largo de la jornada y eso sin recordar que ha habido un total abuso de hidratos de carbono y grasas saturadas. Tenga en mente que no estamos considerando botanas ni bebidas alcohólicas adicionales (súmele 110 kilocalorías por caballito de tequila o 180 por cada cuba, pues muchos necesitan brindar con abue- los, tíos y vecinos). Al añadir las calorías provenientes del desayuno, colaciones y cena, fácilmente pasaremos de las cuatro mil calorías: ni más ni menos que el doble recomendado por la OMS.
No es por espantar, pero ahora lo pondré en términos de kilos. Para subir un kilogramo de peso necesitamos comer 7 mil calorías adicionales a las requeridas por nuestro organismo. Tan sólo un comidón con botella en la mesa suele equivaler dos mil kcal extra… o sea 24 mil kilocalorías al año que se traducen en 3.5 kilogramos de más anualmente. Ahí es cuando nos dejamos de parecer a las fotografías del Día del Padre anterior.
La idea no es dejar de asistir a los eventos; vivimos en una cultura maravillosa que siem- pre halla momento para el cariño y la conviven- cia. Lo que sí debemos hacer es conciencia de lo que consumimos durante ese específico día. A continuación unos tips sobre cómo reducir nuestra ingesta calórica durante celebraciones:
• Escoger un platillo de todos aquellos que se ofrecen, ya sea pozole, tacos o mole. No se crea aquello de “un poquito de cada cosa, para probar”, eso no funciona.
• Durante esos días, intentar desayunar y cenar más ligero para disminuir el conteo ca- lórico (imagínese que encima de todo, haya abierto con chilaquiles y cerrado con pizza).
• Reemplazar los refrescos normales por re- frescos de dieta.