El 95% de las personas que van al baño no se lavan las manos el tiempo suficiente como para eliminar los gérmenes que pueden ser infecciosos. Sólo el mínimo lo hace de manera correcta, lo que abre una mayor probabilidad de que a muchos de los que saludamos tengan las manos sucias.
El 33% no usa jabón y el 10% ni si quiera se lava las manos después de ir al baño. De entre todos estos “antihigiénicos”, la peor parte la llevan los hombres, que están por encima de las mujeres en estadísticas.
Los datos fueron revelados a través de un estudio de la Universidad Estatal de Michigan, Estados Unidos, dirigido por el investigador Carl Borchgrevink, y publicado en el Journal of Environmental Health.
En dicho estudio se observaron los hábitos higiénicos de 3 mil 749 personas en baños públicos de Estados Unidos, y los resultados ponen de relieve la poca importancia que hay sobre el lavado de manos, desinterés importable en México, donde mucha gente come en la calle, viaja en transporte público y está en contacto con superficies sucias y llenas de gérmenes.
El equipo de Borchgrevink reclutó a un grupo de observadores para que advirtieran los hábitos de los visitantes de baños colectivos, de restaurantes y otros establecimientos públicos. Obviamente todo bajo el mayor disimulo posible.
En el estudio se consideraron factores como el tiempo del lavado de manos y si se usaba jabón o no en el proceso.
Algunas cifras que se obtuvieron fue que 15% de los hombres no se lavó las manos, más del doble que las mujeres, que sumaron un siete por ciento del total.
De los hombres que sí se lavaron las manos, sólo la mitad usó jabón, contrario al 78% de las mujeres.
Muchos fueron también los que prefirieron no hacerlo puesto que el lava manos estaba sucio, pero por ejemplo en los casos en los que estaba en buenas condiciones y había señales que animaban a lavarse las manos, lo hacían con mayor frecuencia.
Lavarse las manos contribuye a reducir el riesgo de propagación de enfermedades infecciosas y, en caso de no hacerlo de la manera correcta, se contribuye a tener una probabilidad del 50% de adquirir enfermedades transmitidas mediante alimentos.
El estudio explica que nuestras manos pueden llegar a albergar hasta 150 especies diferentes de bacterias, un dato que sin duda nos hará reflexionar sobre nuestra higiene.
Es por ello que medio minuto por cada lavado de manos basta para reducir entre el 50 y el 60% el contagio de estas enfermedades, pues las manos suelen estar en contacto casi permanente con nuestra cara y boca al menos dos o tres veces por hora.
Eso sin contar que saludamos a personas la mayor parte del tiempo que, quizás, no se lavan las manos de la manera correcta o ni siquiera lo hacen y sabrá dios en dónde las estuvieron metiendo.
Manual del perfecto lavado:
1.- Recuerda, lavarse las manos no es mojarse sólo las puntas de los dedos y sin enjabonarse, pues esto genera un foco importante de gérmenes. Hay que mojarse las manos y ponerse jabón sin miedo.
2.- Frotar bien las palmas una con la otra y entrelazando los dedos. No lo olvides, los pliegues de la piel son el refugio de los microbios.
3.- Frota cada palma contra el dorso de la mano contraria, entrelazando también los dedos en esta posición.
4.- No hay que olvidarse las yemas de los dedos, los pulgares y ni las muñecas.
5.- Después del enjuague con agua, hay que secarse con una toalla de papel y de preferencia evitar los aparatos de aire caliente, pues favorecen la supervivencia de los patógenos. También las toallas permanentes están desaconsejadas pues la humedad alberga microbios.
6.- Y no está de más aplicarse un poco de gel antibacterial.