La policía brasileña utilizó gases lacrimógenos y balas de goma para dispersar el domingo a unos 300 manifestantes que intentaban acercarse al estadio Maracaná durante un partido de la Copa Confederaciones, en la más reciente de una ola de protestas que sacuden al país contra el aumento en las tarifas del transporte público.
Los manifestantes habían llegado a la instalación en Río de Janeiro en momentos que jugaban las selecciones de México e Italia. En sus pancartas rechazaban los gastos en estadios y otras obras para realización de la Copa.
Inicialmente, los inconformes se alejaron del estadio cuando la policía les impidió llegar, pero usaron otra ruta para volver a aproximarse. Ello provocó un nuevo choque con los agentes, que los dispersaron con gases lacrimógenos.
La policía informó de cinco detenidos durante la protesta, que sigue a las ocurridas la semana pasada en Sao Paulo contra el aumento de 10 centavos de dólar en el valor del pasaje del transporte público. No se informó de ningún lesionado.
El sábado, unos 500 manifestantes protagonizaron fuertes choques con la policía en Brasilia en momentos que se inauguraba la Copa con el partido entre Brasil y Japón. Veintinueve personas fueron detenidas en ese incidente, informaron las autoridades.