BELFAST. El Gobierno de Irlanda del Norte, la provincia británica que acoge este lunes y martes la cumbre del Grupo de los Ocho (G8), consideró ayer que la vecina República de Irlanda es un paraíso fiscal cuyo sistema impositivo “roba” ingresos al Reino Unido.
Antes del comienzo del encuentro de los líderes de los siete países más ricos y Rusia (G8), el ministro norirlandés de Finanzas, Sammy Wilson, aseguró que grandes multinacionales se han establecido en el sur de la isla de Irlanda para beneficiarse de su régimen fiscal.
Los ingresos generados por esos impuestos, opinó el político del mayoritario Partido Democrático Unionista (DUP) -partidario de la permanencia de la región en el Reino Unido-, deberían haber ido a parar a las arcas del Estado británico.
Para el titular de Economía del Ejecutivo norirlandés de poder compartido entre católicos y protestantes, Londres tiene derecho a “presionar”, pues contribuyó con casi 9 mil millones de euros al rescate que Dublín solicitó en 2010 a la Unión Europea (UE) y al Fondo Monetario Internacional (FMI) por 85 mil millones de euros.
“Debería decir al Gobierno de la República que no puede robarnos ingresos fiscales de esa manera. Eso es lo que ha estado pasando”, aseguró Wilson a la cadena BBC.
La evasión fiscal y la fuga de capitales serán abordadas durante la citada cumbre los líderes del G8, formado por Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Francia, Italia, Canadá, Japón y Rusia.
Dublín han logrado atraer en los últimos años a numerosas multinacionales gracias a una fiscalidad que establece que todas las empresas pagan un impuesto de sociedades del 12.5% sobre los beneficios operativos, porcentajes muy inferiores a los de otros países europeos, como el Reino Unido, donde está fijado en el 23%.
Además, un reciente informe del Senado estadunidense sobre la estrategia fiscal de Apple (que dice que la compañía creó subsidiarias en Irlanda con el único fin de evitar el pago de impuestos en EU) asegura que ni siquiera se han aplicado esas tasas.
El secretario de Estado irlandés de Reforma Pública, Brian Hayes, reiteró que su país no es un paraíso fiscal, al tiempo que consideró que la citadas acusaciones son fruto de la envidia.
“Están equivocados y sospecho que lo dicen países que querrían replicar el éxito que hemos tenido para atraer inversiones extranjeras”, dijo Hayes.