Innovación y emprendurismo son las palabras de moda. Habitualmente se habla de los planes de estudio de las universidades y su relación con la preparación ante los retos del mercado laboral. Pero, la pregunta es si no se debería preparar a los jóvenes en estas cualidades profesionales desde mucho antes, considerando por ejemplo que en los niños menores de diez años se forjan muchas habilidades de los deportistas, o el bilingüismo, entre otras.

 

En las escuelas se trabaja siguiendo las instrucciones del profesor, en el mejor de los casos, o copiando el diseño de un libro.

 

Los alumnos de primaria pueden crear un artefacto tecnológico que, por ejemplo, podría ser un coche móvil que aguante el peso de un huevo. Usando una serie de materiales estándar, el resultado es una serie de vehículos fáciles de evaluar.

 

En las aulas se hacen muchas manualidades, aunque todas son idénticas.

 

La única manera de distinguir el trabajo de los niños es porque se pone el nombre de cada uno. Y en ocasiones, el profesor hace la mitad del trabajo, porque son muchos niños en el salón y hay que cumplir con el temario.

 

¿Es esto emprendurismo e innovación?

 

Esta misma actividad en una escuela de Reino Unido se está haciendo de la siguiente manera. Cada niño tiene que investigarsobre los requisitos para el trabajo a realizar, como son los distintos materiales a utilizar, etcétera.

 

Después, cada niño elige los materialesque quiere. A continuación, elige el diseñoque quiere (no referido a colores, sino a la distancia entre ejes, por ejemplo).

 

El alumno tiene que diseñar un plan de trabajo (lista de objetivos a alcanzar) y organizarse, y explicar a la clasesus elecciones, y se retroalimentan las buenas ideas.

 

Una vez realizado el vehículo, el niño tiene que probarlolanzándolo por una pendiente.

 

Finalmente, el alumno tiene que hacer un informe finalde evaluación, sobre qué mejoraría del proceso, qué materiales cambiaría, qué haría distinto, y cuánto de la lista de objetivos se ha cumplido y en qué medida.

 

A los niños se les da la oportunidad de ir construyendo su plan de negocio, que muy probablemente irá perfeccionándolo, pues fue su proyecto soñado.

 

Debemos desterrar el que todos hagan lo mismo, con el mismo diseño, colores y la misma puntuación.

 

Desde pequeños, debería promoverse la iniciativa, con objetivos claros, y que se fuera viendo el proceso que sigue para completarlo, las preguntas que se hace, los razonamientos que sigue, los recursos que emplea, en vez de instrucciones paso a paso que les lleva a idénticos resultados.

 

En algunas culturas emprendedoras se ven a los niños participando en concursos donde cada uno lleva su proyecto, y todos son diferentes. En Panamá existe un programa educativo que tiene validez oficial sobre emprendimiento, y algo similar sucede en Ecuador, donde existe una Ley de Emprendedores.

 

Así, los niños desarrollan sus capacidades y se forman en valores importantes para su futuro.

 

Existen iniciativas privadas que con el objetivo de impulsar el espíritu emprendedor en niños de 10 a 14 años como el Young Americas Business Trust (YABIT), en México, creó laboratorios empresariales para niños para el desarrollo de habilidades empresariales y de trabajo en equipo.

 

Pero, no basta con casos aislados, sino que este espíritu debería permear en todas las escuelas. Por ello, todas las políticas educativas deberían apostar por el emprendimiento desde una edad temprana, eso sí, sin aprovecharse del ingenio y creatividad infantil, que en esta edad es infinita, sino fomentando y respetando el derecho de crear sus ideas particulares.