MIAMI. LeBron James asomó en la parte alta de un autobús descubierto de dos pisos con un cigarro en la boca y besó la copa. Shane Battier le tiró besos a la multitud que los vitoreaba y Dwayne Wade levantó una mano mostrando tres dedos.
A esta altura, el campeón de la NBA sabe cómo festejar.
Jugadores, familiares, personal y amigos se montaron en autobuses, cambiones y autos para participar en una caravana por el centro de Miami para celebrar la nueva conquista.
Se calcula que unas 400 mil personas se volcaron a las calles en un día de un calor agobiador para aclamar a los campeones.
“Esto es lo más grande”, afirmó James al Sun Sports, la radio del Heat. “Para esto vine aquí, para poder participar en el desfile de fin de año. Me siento bendecido. No hay nada mejor que esto”.
Varios jugadores rociaron a los aficionados con pistolas de agua en medio de una lluvia de papel picado, al son de ruidosas bandas que acompañaron los vehículos y de bocinazos. El gerente general Micky Arison y el presidente del Heat Pat Rile estuvieron en el primer bus.
“Miami sabe festejar como nadie en el mundo”, gritó el técnico del Heat Erik Spoelstra. “Pero fueron necesarios nueve meses de grandes sacrificios de toda la organización”.
“Coronar todo en un séptimo partido frente a todos ustedes es increíble”, añadió.
Wade dijo que sin los aficionados, no hubiera sido posible ganar el título. El Heat se alzó con la serie luego de adjudicarse los dos últimos partidos en casa.
“Te hace sentir muy humilde”, expresó. “Vislumbré muchas cosas, pero nunca me imaginé esto. Este desfile por el Boulevard Biscayne fue lo que alguna vez imaginó Rile como coach y ahora hemos hecho este recorrido tres veces. Es algo especial”.
Cuando Riley fue contratado, inicialmente como técnico, habló de su sueño de participar en un desfile por el Boulevard Biscayne. En el 2006 llegó el primer desfile, el cual se repitió los dos últimos años.