La ola de protestas que hace dos semanas se extiende por todo Brasil continúo hoy con manifestaciones, principalmente en los estados de Sao Paulo, Río de Janeiro y Minas Gerais, donde autopistas fueron bloqueadas y centenas volvieron a salir a las calles.
El día comenzó con movilizaciones en los barrios periféricos de Capao Redondo, Campo Limpo (sur) y Guayanazes (oriente) de la capital paulista, en los que pacíficamente personas se concentraron en estaciones del tren metropolitano para protestar contra la calidad de los servicios públicos.
El movimiento también pidió una revisión en los precios de los alquileres de vivienda y más soluciones de habitación por parte del gobierno.
Poco después de las manifestaciones, el gobernador de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, anunció una reducción en la tarifa de los autobuses intermunicipales del área metropolitana de la capital regional.
En la tarde, otro grupo de unas 500 personas, según las autoridades, se concentró en el centro la ciudad de Sao José dos Campos, a 100 kilómetros de Sao Paulo, y marchó hasta la Vía Dutra, la principal autopista entre la capital paulista y Río de Janeiro, las dos mayores ciudades del país.
La transitada autopista tenía bloqueos parciales y registraba una gran congestión de vehículos, que tuvieron que desviarse.
En el estado de Minas Gerais, sin las depredaciones y actos de vandalismo de los últimos días, manifestantes bloquearon una de las vías próximas a Belo Horizonte, que comunica esa capital regional con Río de Janeiro.
Frente a la casa del gobernador de Río de Janeiro, Sergio Cabral, algunos de los “indignados” completaron cuatro días acampados y un grupo de habitantes de la favela Rocinha se les unió hoy, mientras que en el vecino municipio de Niteroi unas 1.000 personas se concentraron en el centro de esa ciudad.
A través de las redes sociales, un grupo de estudiantes llamado “Juntos” y vinculado a movimientos políticos de izquierda convocó para concentraciones en Florianópolis (sur), Sao Paulo y el Distrito Federal de Brasilia.
Las protestas comenzaron, con más intensidad, el pasado 13 de junio en Sao Paulo con una movilización contra el alza de la tarifa de autobuses, pero luego las manifestaciones se extendieron a otras ciudades y motivadas por otras reivindicaciones sociales, con algunos actos de violencia, vandalismo y represión policial.
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