WASHINGTON.- Al parecer la diplomacia retornó luego de las intensas acusaciones que autoridades estadunidenses lanzaron contra China –porque Hong Kong habría permitido la evasión del ex analista Edward J. Snowden- y contra Rusia, por autorizar la estancia del prófugo en su territorio. Cuando parecían abrirse dos frentes en la batalla de Estados Unidos por alcanzar al prófugo, la tarde del martes el Departamento de Estado lanzó un mensaje conciliador. Pidió a Rusia mantener “la buena cooperación” de los últimos meses en materia policial y explorar “todas las opciones” para entregarles a Snowden, acusado por Washington de espionaje, filtrar secretos y robar información del gobierno.
Al comenzar la semana el tono de las declaraciones entre Estados Unidos, Rusia y China había subido al grado de conformarse dos frentes de batalla. En el primero, frustrados agentes de la administración Obama presionaban a Rusia para que regresara a Edward J. Snowden, el ex empleado de la Agencia de Seguridad Nacional que reveló los programas de vigilancia del gobierno.
El ambiente se enrareció aún más el martes, cuando el presidente ruso Vladimir Putin reconoció que el fugitivo estaba en la terminal aérea de Sheremétyevo y descartó su extradición a Estados Unidos, país con el que no tiene un tratado bilateral. “En efecto el señor Snowden llegó a Moscú y fue una absoluta sorpresa para nosotros” dijo Putin a la prensa finlandesa en la ciudad de Turku.
El mandatario ruso no escatimó en sus apreciaciones sobre el estatus jurídico y migratorio del hombre que reveló los programas secretos de espionaje del gobierno de EU sobre sus ciudadanos y extranjeros. Putin subrayó que el joven de 30 años tiene derecho a abandonar territorio ruso cuando lo desea pues es un pasajero en tránsito que no requiere visa u otro documento.
Putin descartó la entrega del fugitivo a Estados Unidos en estos términos: “sólo podemos entregar a ciudadanos extranjeros a aquellos países con los que tenemos los correspondientes tratados de extradición de criminales. Con Estados Unidos no tenemos tal tratado”. A modo de colofón, el mandatario respondió que era “un disparate”, la acusación sobre la presunta cooperación de Moscú en la fuga de Snowden.
El “frente ruso” tuvo en el canciller Serguei Lavrov a un actor importante cuando subrayó que su país no tiene nada que ver “ni con el señor Snowden ni con sus relaciones con la justicia estadunidense ni con sus desplazamientos por el mundo”. Consideró “absolutamente infundados e inaceptables” los intentos por acusar a la parte rusa de violar las leyes de EU y poco menos que de un complot “acompañados, por si fuera poco, de amenazas en nuestra contra”.
A pesar de los ánimos exaltados, el diferendo podría resolverse en la reunión que sostendrán Lavrov John Kerry, y el jefe de la diplomacia estadunidense, en Brunei en julio próximo.
El frente chino
El secretario de Estado John Kerry lanzó una velada amenaza a Beijing al declarar que la decisión de permitir la fuga de Snowden desde Hong Kong pese a la orden de arresto de EU, tendría “sin ninguna duda, un efecto e impacto en la relación, y consecuencias”. A partir de entonces, Jay Carney – el vocero presidencial- y Hua Chunying – vocera de la cancillería china- tuvieron la misión de transmitir los amargos reclamos y duras reconvenciones de una y otra parte en torno al llamado Caso Snowden.
El lunes, Carney aseguró que las autoridades de Hong Kong en una “elección deliberada” dejaron escapar al ex técnico de la CIA, Edward Snowden. Un día después, Chungying rechazó la acusación y dijo que era “infundada e inaceptable para China”.
Acerca de las críticas de que Snowden eligiera divulgar la información desde esa región china y supuestamente partiera de allí a Rusia, lugares con larga tradición de denuncias contra el control gubernamental de la información, Hua condenó “la doble moral” y espetó: “Quienes lo hacen deberían mirarse a sí mismos en el espejo”.
Pese a las tensiones entre Pekín y Washington sobre Snowden, los expertos no consideran que el caso cale profundamente en sus relaciones, impulsadas a comienzos de junio tras el encuentro entre el presidente chino Xi Jinping y su homólogo estadounidense, Barack Obama. El Gobierno chino aprovechó esta ocasión para reforzar su imagen en la batalla de acusaciones de espionaje cibernético que mantiene con EU.
Mientras tanto, Snowden sigue fuera de la vista, aparentemente oculto en Moscú, esperando noticias sobre su destino, que comenzó con una dramática historia de escape que involucró al informante en un incidente diplomático adonde Estados Unidos enfrenta un abierto desafío.
Los documentos del fugitivo
La habilidad del Edward Snowden, el ex empleado de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) convertido en fugitivo para evadir el arresto que ordenó en su contra Estados Unidos, aumentó las preocupaciones entre funcionarios sobre la seguridad de los documentos de gran secrecía que, se cree, están en su posesión y sobre la posibilidad de que él estuviera dispuesto a compartir con quienes lo asistan en su escapatoria.