JOHANNESBURGO. El ex presidente sudafricano Nelson Mandela, de 94 años, se encuentra en estado “crítico, pero estable”, informó hoy la Presidencia de Sudáfrica.
En un comunicado, el presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, indicó que los médicos le informaron de que el estado del ex mandatario “ha mejorado durante la noche”.
“Está mucho mejor hoy de lo que estaba cuando le vi anoche”, agregó el jefe de Estado sudafricano, quien visitó hoy de nuevo a Mandela en el hospital de Pretoria en el que se encuentra ingresado desde el pasado día 8 por una recaída de una infección pulmonar.
“Cancelé hoy mi viaje a Mozambique para verle (a Mandela) y consultar a los doctores”, agregó el presidente de Sudáfrica.
“El equipo médico -afirmó Zuma- sigue haciendo un trabajo excelente. Tenemos que rezar por la salud de Tata (“padre,” en el idioma xhosa, en referencia a Mandela) y enviarle buenos deseos”.
Asimismo, el texto agregó que la Presidencia “está molesta por los rumores difundidos sobre la salud del ex presidente Mandela” y pidió “respeto para la privacidad y dignidad” de Madiba (nombre de su clan en el idioma xhosa con el que se le conoce cariñosamente en Sudáfrica).
Momentos antes de conocerse el último parte, la hija mayor del héroe sudafricano, Makaziwe Mandela, afirmaba, en una entrevista a la radio pública SAFM, que su padre estaba en estado “muy crítico”.
Makaziwe Mandela dijo también que Madiba seguía abriendo los ojos y “reaccionaba al tacto”, si bien reconoció que “no tiene buen aspecto” y “puede pasar cualquier cosa de forma inminente”.
Nelson Mandela luchó durante 67 años contra el régimen de segregación racial del “apartheid”, en cuyas cárceles pasó 27 años y contrajo los problemas respiratorios que padece de forma recurrente.
Tras ser liberado en 1990, Madiba encabezó, junto al último presidente del “apartheid”, Frederik De Klerk, el desmantelamiento pacífico del régimen racista.
Esta lucha les valió a ambos el Premio Nobel de la Paz de 1993.
Elegido como presidente en 1994, Mandela afianzó desde la presidencia una improbable paz racial, después de más de cuatro décadas de dominación racista de la minoría blanca de Sudáfrica.