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No sé si alguna vez han transitado por esa delgada línea que hay entre la prudencia y la hipocresía. Por ejemplo, ese incómodo momento en que te topas con alguien que no te cae muy bien y no sabes si saludarlo por simple educación y como muestra de cortesía o de plano voltearte para otro lado, para demostrarle abiertamente todo tu repudio y que no crea que lo saludas por hipócrita ¿qué será lo más adecuado?

 

Seguramente, el Manual de Carreño indicaría que debes saludar, es más, que la amabilidad debe reinar por encima de todo, pero ¿qué pasa por la mente de quienes creen que lo que debe reinar es la honestidad franca, esa a prueba de todo que te lleva a demostrar todas tus pasiones, incluso las más bajas?

 

 

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