RIO DE JANEIRO.- El gas lacrimógeno se sentía en las gradas del estadio Maracaná de Río de Janeiro al comienzo de la final de la Copa Confederaciones, adonde jugaban y España, luego que policías se enfrentaran a manifestantes a menos de un kilómetro del estadio. La confrontación ocurrió luego de que un grupo lanzara objetos contra el cordón policial, que respondió lanzando las bombas de gas lacrimógeno. Esto ocurrió horas después de que el ministro de Hacienda brasileño advirtiera que para financiar el aumento en los programas sociales, el gobierno tendría que hacer recortes presupuestarios o subir los impuestos.
Guido Mantega el ministro de Hacienda dijo al diario O Globo que las erogaciones del gobierno para atender los reclamos ciudadanos de mayor gasto en salud y educación, reducir la tarifa del transporte y mejorar su calidad, representa unos 22 mil 800 millones de dólares (unos 50 mil 800 millones de reales) para el erario brasileño.
La aprobación de los proyectos presentados en respuesta a las reclamaciones de los manifestantes acarrearían gastos por 50 mil 800 millones de reales (unos 22 mil 800 millones de dólares) para el erario público, según O Globo. La mayor partida sería a la propuesta legislativa de dedicar el 10 % de los Ingresos Corrientes Brutos del Estado a la Salud, que ascenderían a entre 35 mil 500 y 40 mil millones de reales (entre 15 mil 900 y 17 mil 900 millones de dólares).
Las protestas de las tres semanas pasadas, las mayores en varias décadas en Brasil, se extendieron por todo el país a partir del alza de precio del transporte público en Sao Paulo. Ahora, las organizaciones plantean una larga lista de reivindicaciones, como: mayor inversión pública en educación y salud, y críticas a la corrupción y al elevado costo de la organización de la Copa Confederaciones y del Mundial de 2014
Para el ministro Mantega, cualquier medida que aumente el gasto social se compensará “con un corte de gastos u otro impuesto”, aunque aclaró que aún no sabe qué tasa podría aumentar en ese caso. El viernes, el real se depreció un 1,63 % frente al dólar debido al temor de los inversionistas de que un aumento del gasto social, como lo desea la presidenta Dilma Rousseff para calmar los ánimos de los manifestantes, agrave el déficit presupuestario del país.
La moneda brasileña ha caído casi un 14 % desde mediados de abril, también por indicaciones de la Reserva Federal de que reducirá los estímulos monetarios, lo que hace más atractivos los activos en dólares. Mantega afirmó que el tipo de cambio perjudica a Brasil, pero estimó que es una “turbulencia pasajera”.
Ayer fueron convocadas dos manifestaciones por la final de futbol en la que Brasil y España disputaron la final de la Copa Confederaciones de fútbol en el estadio de Maracaná. Tras dos semanas de manifestaciones contra el gobierno brasileño las autoridades preveían posibles marchas o confrontaciones al finalizar el juego, al que asistirían unos 73 mil aficionados.
Gran parte de la ira de los manifestantes se debe a los miles de millones de dólares que Brasil ha gastado en ser sede de próximos eventos, como la Copa del Mundo y los Juegos Olímpicos. Por esa razón se desplegaron 6 mil policías, 500 agentes de investigación vigilaban la zona así como las llamadas tropas federales de élite.