Muchos músicos se meten en problemas por la falta de asesoría de sus representantes. Con la excusa de que son parte del mundo del espectáculo, la mayoría de las veces no investigan la coyuntura política o social del lugar o las personas que los contratan para hacer sus espectáculos.
Gracias a estos errores, Jennifer López se metió en medio del fuego el sábado pasado al aceptar llevar a cabo una presentación a una corporación y cantarle Feliz Cumpleaños a un controvertido líder señalado como “uno de los más represivos del mundo” por la violación que en su país aplica hacia los derechos humanos, el presidente de Turkmenistán, Gurbanguly Berdimuhamedow.
La empresa China National Petroleum Corp., la contrató y como invitado de honor tuvieron al presidente, por lo que, en el momento en el que salió el representante de Jennifer para aclarar lo ocurrido, sólo levantó más el polvo pues aseguró que si hubieran sabido que había cuestiones de derechos humanos, la presentación no se habría realizado.
Tampoco estaba previsto que le cantara Jennifer a Gurbanguly y fue momentos antes de iniciar su presentación, ya para subir al escenario, cuando le pidieron que lo hiciera, algo que, asegura, hizo “amablemente obligada”.
La sociedad ha cambiado y le pide a sus líderes o generadores de opinión, que tengan una mayor responsabilidad y coherencia. Si bien es cierto, se trata de la farándula, también es cierto que con tanta accesibilidad a la información, lo menos que podrían hacer ellos o sus empleados es, siquiera, saber a dónde van y qué pasa con su sociedad pues no existe justificación ante errores como estos.