GINEBRA. La década de 2001-2010 fue la más caliente desde que comenzaron los registros de temperatura en 1850, pero además ha sido la más lluviosa desde 1901, de acuerdo con la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

 

Durante esos 10 años se registraron fenómenos meteorológicos extremos sin precedentes, que incluyeron olas de calor en Europa, huracanes y tormentas tropicales en América y Asia, inundaciones en Pakistán y sequías en Australia y África oriental.

 

El número de muertes por eventos climáticos extremos durante ese periodo fue de 370 mil personas, 20% más que en la década de 1990, indicó el secretario general de la OMM, Michel Jarraud en rueda de prensa.

 

“No podemos atribuir ninguno de los eventos al cambio climático porque son resultado de muchas interacciones más complejas”, subrayó.

 

“Sin embargo, debido al cambio climático prevemos que estos fenómenos extremos sean cada vez más frecuentes y más intensos en el futuro”, sostuvo Jarraud.

 

En este decenio las temperaturas se situaron 0.47 grados centígrados por encima de la media de temperaturas máximas que hubo entre 1961 y 1990.

 

Explicó que el aumento de las concentraciones de gases de efecto invernadero que atrapan el calor están cambiando el clima, lo que tiene importantes repercusiones sobre el medio ambiente y los océanos, que están absorbiendo tanto dióxido de carbono como calor.

 

Según la OMM, la década de 2001-2010 también ha sido la más lluviosa desde 1901 y el número anual de personas afectadas por inundaciones se ha duplicado.

 

“Las altas precipitaciones no son contradictorias con el calentamiento global, sino que son una consecuencia”, aclaró Jarraud.

 

Afortunadamente, destacó OMM, la cifra de víctimas fatales se ha reducido gracias a los sistemas de alerta temprana y programas de preparación ante desastres.

 

En días pasados, el director del Instituto Nacional de Ecología y Cambio climático, Francisco Barnés, indicó que mientras en el mundo el promedio en el incremento de temperaturas es de 0.5 grados en los últimos años, en México llegamos a un grado, lo que pone de manifiesto la necesidad de establecer nuevas estrategias para combatir este fenómeno.