Constantemente escuchamos que con sólo suprimir los carbohidratos de la dieta adelgazamos, que son poco recomendables para la salud, incluso de dietas como la del Dr. Atkins, que casi los erradican. Pero, en realidad, ¿qué tan malos son los carbohidratos? ¿Será que nuestro organismo no los necesita para funcionar correctamente? ¿Podemos dejar de consumirlos sin sufrir consecuencias?
La respuesta resulta más compleja de lo que parece. Los carbohidratos son indispensables pues son utilizados como fuente principal de energía por nuestro cuerpo. Al entrar al organismo, son convertidos en glucosa que se convierte en energía inmediata, aunque también se almacenan en hígado y músculos para utilizarse en periodos de ayuno (una especie de reserva para tiempos de hambre).
Al eliminar los hidratos de carbono completamente de la dieta, recurrimos a la grasa para obtener energía, por lo tanto bajamos de peso. Sin embargo, nuestro cerebro no puede desempeñarse a partir de este tipo de energía pues necesita forzosamente de la glucosa para funcionar. Consecuentemente, las personas que realizan estas dietas de cero-carbohidratos comienzan a sentirse cansadas y enojadas. Estudios recientes reportan que el mantenerse en dieta baja o libre de hidratos de carbono por periodos prolongados, incrementa el riesgo de muerte hasta en 30%. Esto sucede como resultado de la baja ingesta de fibra, vitaminas y minerales (los cuales provienen de los mismos alimentos que los hidratos de carbono) y al elevado consumo de proteínas y grasas saturadas (con las cuales solemos reemplazar a los carbohidratos en un afán de llenarnos).
Entonces, ¿podríamos decir que los carbohidratos son buenos? Sí, pero lo importante es elegirlos correctamente y, como siempre, hallar un equilibrio. Sabemos que los alimentos que incluyen carbohidratos son granos, cereales, panes y pastas, mas no hay que olvidar que las frutas, verduras y los lácteos también los contienen. Debemos preferir cereales integrales, frutas y verduras pues su cantidad de fibra retrasa el tiempo de absorción y entonces disminuye los picos de glucosa en nuestro cuerpo (lo anterior, importantísimo para regular niveles de glucosa en diabéticos). Además, poseen mayores grados de vitaminas y minerales.
Al elegir alimentos empacados, comencemos por leer las etiquetas: el pan integral debe contener al menos 3 gramos de fibra en cada rebanada y el cereal al menos 5 gramos de fibra por porción.
No obstante, los hidratos de carbono también pueden ser dañinos, ya que llegan a ser tan adictivos como el alcohol y la cocaína pues estimulan precisamente la misma zona del cerebro. Cuando estamos acostumbrados a consumir grandes cantidades de alimentos que los contienen, necesitamos ingerirlos constantemente (y a veces compulsivamente), ya que al descender los niveles de glucosa en la sangre deseamos más.
Mi recomendación es no temer a los carbohidratos pero sí tenerles respeto y ser inteligentes en su ingesta. Si usted quiere bajar de peso, enfóquese en las porciones y en la calidad de carbohidratos que esta consumiendo. Si incrementa su consumo de frutas y verduras, al tiempo que disminuye el de panes, galletas, papas, pasteles, tortillas, arroz y pastas, notará un cambio en su peso.
Si elimina de tajo los carbohidratos, su cuerpo lo resentirá. Si los deja y posteriormente retoma, los kilos perdidos regresarán y muy rápido. Por ello, es cuestión de prudencia, cálculo y balance.
Añade vida a tu nutrición.