BERLÍN.- El impacto en las relaciones internacionales por las revelaciones del ex empleado de la Agencia de Seguridad Nacional (ASN), Edward Snowden, con respecto al espionaje que realizan agencias estadunidenses sobre ciudadanos, misiones diplomáticas y funcionarios de distinto nivel, alcanzó ya el nivel de una crisis diplomática global. Así se confirmó luego que autoridades de países europeos impidieran el sobrevuelo o aterrizaje del avión del mandatario boliviano, Evo Morales, a su paso por su territorio ante la sospecha de que Snowden viajara a bordo.

 

Bolivia acusó a Estados Unidos de ordenar a Europa paralizar el vuelo de Morales y calificó el acto de “agresión”, pero Francia, Portugal y España, principales implicados en la discordia, negaron haber bloqueado su espacio aéreo. Esa afirmación fue respaldada por los miembros de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), cuyos miembros denunciaron la presión de Estados Unidos sobre Europa.

 

Aún frescas las reacciones por la negativa de los gobiernos de Italia, Francia y Portugal para que el avión del mandatario de Bolivia aterrizara en alguno de sus aeropuertos para repostar en su camino al país andino, cruzan explicaciones y argumentos que sólo constatan la dimensión de la incertidumbre en el ámbito diplomático.

 

La aeronave presidencial aterrizó de emergencia el miércoles en Viena y Morales permaneció en el aeropuerto de ese país durante unas 14 horas. Antes de despegar de Viena, el presidente boliviano negó que Snowden, acusado de espionaje por filtrar informaciones sobre el control de registros telefónicos y tráfico de internet que realiza Estados Unidos, viajara en la aeronave presidencial.

 

La tarde del miércoles, el avión aterrizó en el aeropuerto de Las Palmas de Gran Canaria, en España, y tras una escala de poco más de una hora para repostar combustible, en la que Morales no se dejó ver, prosiguió su vuelo a territorio sudamericano

 

Los países europeos implicados desmintieron la versión del gobierno de Bolivia sobre la negativa para que el avión del presidente pudiera reabastecerse de combustible. El portavoz del gobierno francés, Najat Vallaud-Belkacem, aseguró que el vuelo fue autorizado, aunque no aclaró si efectivamente hubo prohibición en un primer momento. En un comunicado, la cancillería portuguesa explicó que se permitió el vuelo, pero no la escala en Lisboa, por unos problemas técnicos sin especificar.

 

A su vez, el ministro del Exterior español, José Manuel García-Margallo, afirmó que España no prohibió al presidente boliviano aterrizar en el país ibérico y que tampoco es verdad que solicitase registrar el avión. Ayer la embajada de Francia en Bolivia informó en un comunicado de prensa que el ministro de Relaciones Exteriores, Laurent Fabius, se comunicó con su par de Bolivia, David Choquehuanca, y le ofreció una disculpa por el “contratiempo”.

 

Y mientras se daban esas explicaciones, el Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunciaba que evalúa la relación con España. “Vamos a evaluar nuestras relaciones con España, con el gobierno de España”,dijo a la prensa a su llegada al aeropuerto internacional Simón Bolívar luego de una gira de tres días que realizó por Rusia y Bielorrusia. Sin dar detalles de lo que implicará la revisión de las relaciones con España, el gobernante venezolano dijo que tomó esa determinación en rechazo a la decisión de las autoridades españolas de “pretender revisar el avión de un presidente suramericano.

 

Europa se endurece

 

Por su parte, el gobierno alemán decidió enviar a su ministro del Interior, Hans Peter Friedrich, a Estados Unidos para que reciba en persona las explicaciones de la administración estadunidense sobre su polémico programa de espionaje. Friedrich viajará a Washington a finales de la próxima semana para reunirse con responsables del Gobierno de EU, pues en un principio se planeó enviar una delegación técnica.

 

La canciller alemana, Angela Merkel, confirmó que habló por teléfono con el presidente estadunidense, Barack Obama, y que éste le garantizó que “se toma muy en serio las preocupaciones y las objeciones” de sus aliados. La Casa Blanca informó anoche de que ambos mandatarios acordaron celebrar reuniones de alto nivel para abordar “en detalle” el denunciado espionaje de Washington a las instituciones europeas y a Alemania.

 

Pero la oposición socialdemócrata instó a Merkel a “no contentarse” con una llamada de teléfono, criticó que dejara la cuestión en manos de “funcionarios sin rostro” y pidió que las conversaciones con EU se mantengan como mínimo a nivel ministerial. Por su parte, el Partido Liberal, (FDP), socio de gobierno de la canciller, exigió la interrupción de la transferencia automática de datos a EU.

 

“Tal transferencia de datos sólo es posible si se comparte el parecer respecto a los derechos cívicos”, apuntó el vicepresidente del FDP, Christian Lindner al diario Die Welt, y cuestionó que EU “espíe” a los europeos por razones de seguridad: “las dependencias de la UE no son un santuario del terrorismo islámico”, ironizó.

 

Estos reposicionamientos ocurren cuando el Parlamento Europeo, en Estrasburgo, votó a favor de iniciar una investigación sobre las versiones de que las oficinas de la Unión Europea estaban entre los lugares donde se colocaron dispositivos de espionaje y pidió más protección a los informantes. Los países europeos acordaron que las planeadas conversaciones sobre libre comercio con Estados Unidos deben comenzar paralelamente a las discusiones sobre el espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional. Las conversaciones comerciales deberán comenzar la semana próxima.

 

El mensaje de Valls

 

El ministro del Interior francés Manuel Valls protagonizó un hecho inédito en las relaciones franco-estadunidenses. Valls, invitado de honor en la fiesta que ofreció el embajador de EU, Charles Rivkin, con motivo del Día de la Independencia de su país, denunció el espionaje de Washington en Francia y otros países.

 

Valls dijo que “en nombre de nuestra amistad, nos debemos mutua honestidad. Debemos decir las cosas claramente, directamente, francamente”. Agregó que la exigencia del presidente Francois Hollande de explicaciones claras y precisas sobre los reportes del presunto espionaje estadunidense está justificada, “porque esas prácticas, si se comprueban, no tienen cabida entre aliados y socios”.

 

Francia también espía: Le Monde

 

PARÍS. Francia dispone, como Estados Unidos, del sistema Prism, dispositivo de espionaje a gran escala de telecomunicaciones, y los políticos galos lo saben, pero la regla es el secreto, reveló ayer el periódico Le Monde.

 

Las revelaciones de Edward Snowden sobre el espionaje generalizado que lleva a cabo Estados Unidos generó un coro de indignación en Europa, pero Francia apenas protestó por dos razones: “porque ya lo sabía y porque hace lo mismo”, afirmó el diario.

 

El rotativo de mayor circulación en Francia se dijo capaz de demostrar que, de manera clandestina, la totalidad de las comunicaciones, en teléfonos y computadoras, de los franceses son espiadas por la Dirección General de Seguridad Exterior (DGSE).

 

Este dispositivo es muy útil para luchar contra el terrorismo, pues “permite espiar a cualquier persona, en cualquier momento”, apuntó el periódico, sin embargo indicó que “este Big Brother francés es clandestino e ilegal”, pues “oficialmente no existe”.

 

El régimen jurídico de las interceptaciones de seguridad prohíbe la puesta en ejecución por los servicios de inteligencia de un procedimiento tal como Prism, asegura la Comisión Nacional de la Informática y las Libertades (CNIL), citada por el diario.