A partir de este fin de año habrá niños que ya puedan diseñar y hacer sus propios juguetes.

 

Las impresiones en 3D dejarán de ser exclusivas de universidades, laboratorios y empresas, a partir de la reducción de precios de estas máquinas y su consecuente masificación,  las escuelas podrían incluirlas como herramientas en la educación de los niños y las familias podrán contar con una en casa.

 

“Si, a partir de este fin de año se podrán adquirir impresoras 3D a menores costos y dentro de dos años, esperamos una masificación”, dijo a 24 HORAS Javier Cruz Robles, director general de Grupo Insoft, distribuidora de impresoras 3D y de software para manufactura avanzada.

 

“El costo de las impresoras en 3D ahorita ya es bastante bajo, la gente puede comprar estas impresoras de 3D desde los tres mil dólares (38 mil 612 pesos), pero los próximos años las podrán encontrar sólo en mil dólares (12 mil 870 pesos)”, agregó.

 

De acuerdo con el directivo, la masificación de estas máquinas permitirá que se puedan replicar aquellas piezas que se lleguen a descomponer de un aparato electrónico y se podrán construir juguetes desde el hogar.

 

“El gobierno está invirtiendo mucho para que en las escuelas ya tengan esta tecnología y así los niños despierten su imaginación y sean de alguna manera más innovadores. Están desarrollando software más intuitivo para que lo puedan usar, para que puedan imprimir y fabricar sus propios juguetes tal y como ellos lo requieren”, explicó.

 

Insoft tiene 15 años en México, es una empresa originaria de Guadalajara y de acuerdo con su director la baja en los costos de este tipo de impresoras y su software propiciará que se puedan adquirir en tiendas departamentales en un lapso no mayor a dos años:

 

“Una familia puede adquirir una televisión de plasma con 50 pulgadas por 12 mil pesos, con esto ya se va a poder tener una impresora 3D en casa y se prevé que en un tiempo no mayor a tres años una gran mayoría de personas tenga una impresora de este tipo en su casa”.

 

La industria de las impresoras en 3D tiene aproximadamente 20 años y en sus inicios tenían costos que sobrepasaban los 50 mil dólares, sólo eran adquiridas por grandes empresas e instituciones con departamentos o áreas dedicadas a la investigación y el desarrollo.

 

“Nosotros empezamos en este negocio en México porque había empresas que no podían costear una impresora 3D, por lo que nosotros les ofrecíamos el servicio, ahora, como los costos se han reducido drásticamente, la empresas quieren tener su propia impresora y ahora decidimos comercializarlas”, dijo acerca de su negocio, que también cuenta con oficinas en Monterrey y el Distrito Federal.

 

Como sus principales clientes se encuentran instituciones de gobierno dedicadas a la ciencia, al desarrollo y a la investigación, incluyendo  universidades como la UNAM. Ellos, también dan soporte al sector conocido como de manufacturas avanzadas, misma que está conformada por la industria automotriz, la médica y la electrónica.