Siempre he pensado que como cocinero, no sólo se trata de preparar los platillos del menú a perfección, sino que una de las cualidades que debe poseer un chef de cualquier restaurante es su capacidad de innovar y, por ende, de inventar nuevos platillos.
Justo esta semana, leía en el blog mugaritzak.com, del reconocido restaurante español Mugaritz de Andoni Luis Aduriz, sobre la importancia de la observación en el proceso creativo, en donde dicen “observar es aprender, aprender para desaprender y así crear. Asimilar lo que vemos consiste en pasar todo lo que hemos detectado por el filtro de la conciencia. Asimilando se despiertan nuestras neuronas. Y las neuronas nos llevan a crear cosas geniales aunque en origen nadie hubiéramos apostado por conseguirlo.”
Esta reflexión aplica no sólo a cómo se puede llevar un proceso creativo en un laboratorio, sino también en lo referente a viajes. Ahora que inician las vacaciones es el momento para inspirarte. Tomar una vacación y emprender un viaje es una oportunidad de conocer lugares nuevos, tener experiencias diferentes e interactuar con personas que pueden tener una vida muy diversa a la nuestra, cultural y socialmente hablando. Todo ello nos enriquece. Algunos académicos de la Universidad de Harvard, en su libro The Innovator’s DNA: Mastering the Five Skills of Disruptive Innovators, incluso identifican como una de las características de los innovadores la capacidad de “conectar los puntos” e hilar las experiencias para crear cosas nuevas. Recomiendan tomar viajes a lugares que sean diversos a los que usualmente habitamos y convivir con los locales para tener esas experiencias que se pueden “conectar” para ayudar a la creatividad.
No siempre es fácil invocar a la creatividad y esto resulta aún más difícil en un restaurante, sobre todo cuando como comensales buscamos tener esa consistencia en comer los platillos que nos gustan, tal como siempre los hemos comido. Por eso, quiero compartir la experiencia única que tuve el fin de semana pasado en Yoshimi, ubicado dentro del Hotel Hyatt, en lo que era antes el Benkay.
Llegué como tantas veces a sentarme en la barra, con el sushi chef Ignacio Carmona. Justo frente a él se encontraban unos pescados frescos, entre ellos, un huachinango que se veía precioso. No pudimos dejar de comentar lo hermoso que estaba, y de ahí, Nacho se inspiró para servirme la mejor comida que he comido en el restaurante, que consistió en una sinfonía de platillos preparados con estos ingredientes.
Lo más sorprendente es que mientras yo estaba teniendo una comida fabulosa, los comensales iban y venían, pidiendo sólo unas piezas. Se me hizo increíble lo mucho que nos perdemos por no observar y ponernos en las manos del chef, lo cual es fundamental en una barra de sushi.
Para empezar probamos unos cubitos de huachinango en una ligera salsa de soya, después un sashimi corte grueso del mismo pescado, posteriormente un pequeño platito con cabeza de pescado. También llegaron las colas asadas, para servir con un poco de sal de grano y limón y un caldo, además de varias piezas con diferentes pescados.
Para terminar, nos sirvió una bebida que el mismo Nacho nos comentó nunca había servido en el lugar, inspirado en un viaje a Osaka en Japón que hizo a hace tiempo. Doró las colas del pescado hasta que estuvieran crujientes y casi tatemadas y así las puso dentro de una copa de sake caliente. El resultado fue una bebida para terminar la comida, ahumada, llena de carácter, pero sobre todo fabulosamente digestiva, era como si hubiese puesto un trozo de madera ahumada, más que de pescado, lo que me recordó los sabores de añejamiento de un whiskey single malt.
Al terminar, tanto el chef Carmona, como nosotros sonreíamos. Habíamos sido cómplices en un momento inspirador en el que pudimos ver al chef innovar y experimentar frente a nuestros ojos.
La innovación e inspiración es algo que debemos buscar continuamente. Sé que no todos nos prestamos para convertirnos en conejillos de indias, pero si estás en busca de una aventura este verano, a veces no hay que ir tan lejos, tal vez está frente a ti y sólo hay que observar para aprovechar el momento.
Espero que tengas un fabuloso día y recuerda, ¡hay que buscar el sabor de la vida!