El presidente de la cámara de diputados de diputados de Brasil dijo el martes que un plebiscito propuesto que está entre las respuestas principales de la presidenta Dilma Rousseff a la ola de protestas del mes pasado no es viable, pero él propone un referéndum sobre cualquier ley futura de reforma política.

 

Henrique Eduardo Alves dijo que un grupo de legisladores ha concluido que no hay tiempo suficiente para organizar el plebiscito de forma que sus resultados entren en vigencia durante las elecciones presidenciales del año próximo, de acuerdo con la Agencia Brasil.

 

Rousseff ha dicho que quiere que los resultados entren en vigencia durante los comicios de octubre del 2014, pero bajo la ley brasileña eso significa que el plebiscito debería realizarse no menos de un año antes de la contienda.

 

Otros importantes políticos, incluyendo el vicepresidente Michel Temer, ya habían expresado dudas sobre la viabilidad de organizar un plebiscito antes de octubre de este año, aunque Temer se retractó más adelante.

 

Líderes de los partidos en el congreso dijeron el martes que estarían a favor de redactar leyes de reforma política y someterlas a referéndum en lugar del plebiscito, que permitiría que el público votase sí o no sobre una serie de propuestas, y las leyes serían redactadas sobre la base de los resultados.

 

Alves anunció la creación de un grupo de trabajo en un plazo de 90 días para preparar una propuesta de reforma política.

 

José Guimaraes, líder del Partido de los Trabajadores, al que pertenece la presidenta, dijo que su partido trabajaría solamente con dos partidos que respaldan el plebiscito propuesto para recolectar las 171 firmas necesarias para aprobar la medida.

 

“El congreso se equivoca al no querer discutir el plebiscito ahora”, dijo Guimaraes, citado por Agencia Brasil.

 

Las protestas comenzaron en junio a causa de un alza de 10 centavos en los precios de autobuses y el metro en Sao Paulo y se convirtieron en manifestaciones masivas en todo el país para expresar el descontento con una serie de asuntos como altos impuestos y pobres servicios públicos como educación y salud, además de corrupción gubernamental e ineficiencia.

 

Rousseff respondió con una serie de propuestas, incluyendo un nuevo gasto de 23.000 millones de dólares en transporte urbano, usar regalías petroleras para financiar educación e importar miles de médicos extranjeros para trabajar en zonas pobres.

 

Además de presionar al congreso para aprobar el plebiscito sobre reforma política, le ordenó a su gabinete concentrarse en crear soluciones en cinco áreas prioritarias: responsabilidad fiscal y control de inflación, reforma política, salud pública, transporte y educación.